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Prioridades Pastorales curso 2017-2018

Publicado: 22/09/2017: 10149

La Iglesia lleva más de dos mil años desempeñando su misión como "sacramento universal de la salvación" (Concilio vaticano II, Ad gentes, 1) y ofreciendo la salvación a la humanidad. En esta estela se sitúa nuestra Iglesia particular de Málaga, que ofrece a sus contemporáneos la salvación que Jesucristo ha traído al ser humano.

En cada momento histórico y en cada época la Iglesia ofrece los dones que ha recibido de su Fundador. Sus servicios deben estar en consonancia con la misión que se le ha confiado. Todos los fieles cristianos debemos hacer un esfuerzo para ofrecer al hombre actual el Evangelio de Cristo, su Persona, su mensaje, su salvación.

Cuando nos planteamos las prioridades para cada curso pastoral, queremos ser fieles a la misión que el Señor nos ha encargado.

Deseamos prolongar la presencia de Iglesia en nuestra sociedad y en nuestro mundo contemporáneo. Nuestra tarea es discernir las necesidades espirituales y materiales que nuestros paisanos tienen; y darles el alimento que necesitan, a veces sin buscarlo ni pedirlo explícitamente.

El hombre actual tiene sed de Dios; y como nos recordaba el papa Benedicto XVI:
«Podemos abrirnos nosotros mismos y abrir el mundo para que entre Dios: la verdad, el amor y el bien. Es lo que han hecho los santos que, como “colaboradores de Dios”, han contribuido a la salvación del mundo» (cf. 1 Co 3,9; 1 Ts 3,2) (Spe salvi, 35).

Continuidad en la reflexión y en la tarea pastoral

Con las prioridades para este nuevo curso continuamos la tarea pastoral de años precedentes y caminamos contemplando la meta de la identificación con Cristo y de la salvación eterna.

Damos gracias a Dios por el camino recorrido en nuestra diócesis, sobre todo en los últimos años. También hemos de agradecer a todos los fieles, sacerdotes, consagrados y laicos, el esfuerzo realizado en caminar juntos y aplicar criterios comunes para afrontar los retos que se nos presentan.

Cada vez estamos más convencidos de la necesidad de realizar procesos de fe personalizados. Los sacramentos, signos eficaces de la gracia, deben ser celebrados teniendo en cuenta las condiciones personales de cada fiel.

Tal vez seguimos aún anclados en la praxis de celebracio- nes “grupales”, más grandes o pequeñas. No sirve ofrecer las mismas acciones y el mismo ritmo de crecimiento a todas las personas; como no sirve ofrecer a los fieles indiscriminadamente la celebración de los mismos pasos en el crecimiento de la fe, del amor y de la esperanza cristiana, porque cada cual tiene su ritmo propio. La Evangelii gaudium nos pide una conversión pastoral profunda.

Estos cambios son necesarios, como es necesaria una reflexión seria sobre nuestra tarea pastoral. Hemos iniciado, hace ya algunos años, ciertos cambios en nuestro estilo pastoral y debemos continuar la tarea comenzada trabajando en esa misma línea.

Podemos preguntarnos dos cuestiones: 1) qué pasos de crecimiento se han realizado en cursos anteriores; y 2) cómo hemos aligerado las estructuras parroquiales, a invitación de Evangelii gaudium.

Aunque no todas las parroquias avanzan al mismo ritmo, ni todas asumen adecuadamente las propuestas y los criterios pastorales, ayuda mucho a la acción pastoral tener unos criterios diocesanos comunes, consensuados y acordados, que vayan siendo acogidos poco a poco en la vida eclesial. Los resulta- dos no se ven a corto plazo; pero ya se van vislumbrando frutos de tareas que iniciamos hace algunos años; ya van calando en nuestra praxis pastoral algunas acciones beneficiosas. Hay que tener confianza en seguir echando las redes, fiándonos de la Palabra del Señor como los apóstoles (cf. Jn 21,6).

Siguiendo el hilo conductor de la exhortación Evangelii gaudium

El papa Francisco publicó la exhortación apostólica Evangelii gaudium con motivo de la clausura del Año de la Fe (2013), y fue recibida con gran esperanza por todo el pueblo de Dios. Cuando se publicó ya estaban determinadas las prioridades del curso 2012- 2013. Por eso iniciamos la reflexión y la recepción de la exhortación en el curso 2014-2015.

Acordamos ir profundizando en diversos aspectos del documento y poniendo en práctica sus enseñanzas magisteria- les en años sucesivos.

En el curso 2015-2016 nos propusimos “Profundizar en la exhortación apostólica Evangelii gaudium”, abordando temas de fondo de la misma: la conversión pastoral, el discipulado misionero, la actitud de escucha de la Palabra de Dios, la necesidad de diálogo.

En el curso 2016-2017 concretamos la profundización de la exhortación en el acompañamiento, el discernimiento y la integración en una pastoral misionera.

En el presente curso pastoral proponemos acometer en las parroquias la “transformación misionera”, necesaria para ser una Iglesia en salida, hasta llegar a las “periferias existenciales”.

Quedan aún temas importantes para ir desgranándolos en cursos sucesivos: la predicación, la homilía en la eucaristía, la salida a las periferias, los problemas sociales.

Renovando la pastoral familiar

La prioridad pastoral sobre la familia la iniciamos en el curso 2013-2014. Entonces tuvimos como punto de referencia los documentos de la Conferencia Episcopal Española “La verdad del amor humano” (2012) y “Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe” (2013).

En años anteriores habíamos trabajado en diversas reu- niones de arciprestes, del Consejo de Presbiterio y del Consejo diocesano de pastoral una nueva forma de preparación al matrimonio, animando a pasar del modelo clásico de los “Cursillos” a un nuevo modelo más personalizado, prolongado y profundo (cf. Jesús Catalá, Nuevo planteamiento pastoral de la preparación al matrimonio, Boletín de la Diócesis de Málaga, abril 2011). Modelo, que ha ido calando lentamente en nuestra praxis pastoral.

En el curso 2014-2015 nos propusimos profundizar en la renovación de la pastoral familiar, abordando fundamentalmente la preparación al matrimonio. Esta opción fue tomada en sintonía con las Asambleas del Sínodo de los Obispos sobre la familia: una extraordinaria (2014) y otra ordinaria (2015).

En el curso 2015-2016 se acordó afrontar algunos retos de la pastoral familiar, analizando las antropologías que subyacen en nuestra sociedad, en contraposición a la visión cristiana del hombre; y, al mismo tiempo, consolidando el nuevo modelo de preparación al matrimonio.

El papa Francisco nos ofreció posteriormente su exhortación Amoris laetitia (2016). Por ello el curso 2016-2017 lo centramos en la renovación de la pastoral familiar a la luz de dicha exhortación.
Una perspectiva nueva de esta prioridad para el presente curso es el “acompañamiento”. Todos necesitamos ser acompañados en los procesos personales de maduración humana y de crecimiento en la fe. Los novios y los esposos necesitan ser acompañados en su camino hacia el amor matrimonial pleno; de este modo obtendrían mayor madurez en su relación personal y habría menos abandonos y dificultades en la conviven- cia familiar. Es necesario preparar acompañantes cualificados para esta tarea. Necesitamos expertos y hombres de Dios, para acompañar en el camino de la vida y en los momentos de des- orientación y dificultad, para encender de nuevo en ellos la fe y mantener la esperanza, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35).

Impulsando la pastoral vocacional

Fue el pasado curso 2016-2017 cuando comenzamos la prioridad de impulsar la pastoral vocacional. Hubo varios motivos que lo justificaban: la canonización de D. Manuel González García, obispo de Málaga desde 1920 a 1935; la reforma de nuestro Seminario Menor; un nuevo impulso en la actividad vocacional y el difícil reto de la falta de sacerdotes.

Proponemos continuar en el presente curso esta hermosa tarea de animar a los jóvenes ante la llamada del Señor, dis- cernir y acompañar a los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada.
La pastoral vocacional propone aprender el estilo de Jesús, que pasó haciendo el bien (cf. Hch 10,38), llevando a los hombres al encuentro con Dios Padre. El Señor sale al encuentro del hombre para dar esperanza; el “Dios con nosotros”, cuando lo acogemos y nos dejamos conducir por Él, se constituye en el centro de nuestra vida y de nuestra celebración comunitaria de la fe, convirtiéndonos en levadura nueva para ser presencia de Cristo.

Es necesario utilizar todos los medios a nuestro alcance para dar respuesta a los retos que se nos presentan en el campo vocacional. Se nos invita a ser creativos y buenos acompañantes de quienes han descubierto la llamada del Señor para entregarse en alma y cuerpo a su servicio.

Otros retos pastorales

Existen otros retos pastorales, que no han sido objetivados como prioridad pastoral explícita, pero que tienen una gran importancia y debemos tener en cuenta en nuestra tarea pastoral.

Los obispos españoles acordaron hace algunos años que era conveniente promover la Acción Católica General en nuestras diócesis. Se ha hecho ya un cierto recorrido en este sentido que, aunque lento, va progresivamente abriendo perspectivas nuevas. Animamos a acoger este instrumento eclesial en nuestras parroquias, para facilitar a niños, jóvenes y adultos a crecer en la fe.

Dada la gran presencia de otras confesiones cristianas en nuestra diócesis hemos de favorecer el diálogo ecuménico. También hemos de tener en cuenta el diálogo interreligioso por la presencia del Islam. Es urgente clarificar algunas reticencias y prejuicios en relación con los cristianos de otras iglesias y sobre todo con los musulmanes. Debe crecer entre nosotros la sensi- bilidad ecuménica y del diálogo interreligioso.

Considerando el esfuerzo que hizo nuestra diócesis hace algunos años, animando y promoviendo la Lectio divina, conviene seguir acompañando a los grupos que mantienen esta hermosa praxis, que ayuda a ser mejores evangelizadores.

Diócesis Málaga

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