NoticiaNavidad Un belén en cada hogar cristiano Publicado: 07/12/2012: 4046 El belenista José Carlos Garín, ofrece una serie de claves para montar un belén en cada parroquia y en cada hogar cristiano. Vaya por delante que todo lo que os comento es opinión personal y por tanto muy discutible, pero es como yo lo concibo. En sentido estricto esenciales son las figuras que componen la Sagrada Familia, el Misterio del Nacimiento, pero obviamente cuando hablamos de un nacimiento clásico es imprescindible incluir a los Reyes Magos, probablemente la anunciación a los pastores, la mula y el buey. Lógicamente hay que tener en nómina pastores y animales que acudan al portal, de forma que se cree un poco de “ambiente”. Debemos respetar las proporciones y las calidades, no hay por qué tener un belén completo el p rimer año, basta con el Misterio, y es muy bonito ir comprando alguna figura cada Navidad y modelando cómo queremos que sea nuestro belén año tras año. También es interesante la coherencia belenística, me explico, es aceptable un castillo de Herodes con sus romanos pero no pintan gran cosa cohortes de esclavos egipcios o nubios con elefantes en el belén, sobran las montañas nevadas, no me gustan recreaciones de múltiples escenas, a veces podemos ver en el mismo espacio la búsqueda de posada, la matanza de los inocentes, la huida a Egipto y, si te descuidas, el bautizo en el Jordán. ¿Por qué poner un belén en las parroquias? Yo echo en falta representaciones del nacimiento de forma estable en nuestras parroquias, pues veneramos muchas imágenes de Cristo y la Virgen pero en gran parte vinculadas a la pasión, y pocas que resalten otros momentos de la vida de Jesús. Que conste que soy cofrade y me gustan mucho esas imágenes, pero con ser tema cardinal la pasión, muerte y resurrección, hay otros pasajes que también debieran contar con su representación didáctica y devocional en nuestras hornacinas parroquiales. ¿Por qué no una capilla con un belén durante todo el año en alguna parroquia? ¿Y en los hogares? En los hogares cristianos casi parece innecesario explicarlo. Celebramos una efeméride crucial en nuestra creencia y por tanto debemos hacerlo de una manera plástica y visible, sobre todo en nuestra sociedad donde la tradición nos ha legado esta maravillosa representación del belén, más o menos monumental. Imprescindible al menos la presencia en lugar preeminente del Misterio. El belén, ¿una catequesis? Para mí cualquier manifestación oral, iconográfica, musical, puede ser testimonial o catequética, tanto para niños como para adultos, pero no nos olvidemos que todo esto tiene sentido desde la coherencia de una vida que cumpla con lo que predicamos o exhibimos. En el caso de los niños mucho más, aprenden como esponjas y es un buen método el visual para ellos a los que tanto les llegan las imágenes o las historias, pero no nos engañemos. Decía con toda la razón el fundador del movimiento Scout Baden-Powell, “Los niños no hacen lo que los adultos dicen, sino lo que los adultos hacen”. Símbolos, imágenes, ritos…, perfecto, pero coherencia de vida detrás. La mula y el buey La presencia de la mula y el buey está basada en las palabras de Isaías que en su capítulo I dice “El buey conoce a su amo, y el asno, al dueño del pesebre, pero Israel no conoce a su Creador”. San Justino, en el siglo II, interpreta que con Jesús ya Israel conoce al Creador, y pone como símbolo a estos animales en el pesebre. No me sorprenden las palabras del Papa ni creo que tengan proyección teológica que persuada a ningún belenista para retirarlas del portal. Hay tantas “libertades” en la iconografía de la Navidad. ¿Dónde consta que uno de los Reyes Magos fuera de raza negra?, pero a ver quién quita a Baltasar del nacimiento. Menos me gustan las imágenes de pastores cagones que no acabo de incardinar en una representación que debe estar llena de buen gusto. Experiencia personal del belenista Tengo memoria del belén en casa desde siempre, en la mía, en la de mi tía, mi colegio, en todos los entornos por donde transcurrió mi infancia. Salvo el paréntesis de mi adolescencia, más radical y reivindicativa, superadas y resueltas algunas contradicciones, retomo la ilusión-compromiso de montar el nacimiento tras mi matrimonio. Nos regalaron por nuestra boda un Misterio y yo me regalé unos Reyes Magos y desde entonces no ha faltado ningún año. UN SERVICIO A LA COMUNIDAD PARROQUIAL Por lo pronto un disfrute. Entiendo la tradición como lo que determina nuestro carácter y nuestra identidad, mantener la tradición es hacer honor a tantos que nos precedieron en nuestra historia. Por otra parte me encantan las manualidades, y es el tiempo libre que más disfruto, inventar nuevos escenarios o diseños, ver blogs de belenes, aprender nuevas técnicas, realmente lo paso muy bien. Finalmente, es impagable la satisfacción que te produce ver en los familiares y amigos ese brillo de ilusión en sus miradas que los retrotrae a la infancia y cómo se mueven alrededor del nacimiento para tratar de descubrir detalles y rincones. La mejor fecha para poner el belén Depende de las dimensiones del nacimiento. Algunos hay que empiezan en julio, pero a mí me parecen buenas las fechas cercanas a la Inmaculada. Ahora al tener también el día 6 de diciembre como festivo, pues es un tiempo bastante adecuado para su montaje. La planificación, construcción, diseño, etc., sobre todo si es grande, comienza bastante antes. Me entra mucha nostalgia en el momento de quitarlo. Igual que el desenvolver las figuras me trae muchos recuerdos, sobre todo si las envolví en papel de periódico de esas fechas, el volverlos a guardar me hace siempre pensar en cómo estaremos el próximo año, si estaremos todos, cómo transcurrirán las cosas hasta que vuelva a tener esa figura en la mano que tantas navidades he contemplado y acariciado. Como verás, por todo lo anterior, el mismo día de Reyes por la tarde empiezo a retirarlo, creo que ya cumplió su cometido. ANTE EL BELÉN Es un magnífico momento para recordar el Misterio que celebramos, recuperar el valor intrínseco y primigenio de la celebración de la Navidad y evocar ante un nacimiento lo intemporal del momento. Cuántos recuerdos de situaciones, personas, vicisitudes, afloran cuando contemplamos las figuras del belén. Reflexionar sobre nuestra vida, y nuestra trayectoria. Autor: José Carlos Garín, belenista