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La Diócesis de Málaga cuenta con tres nuevos diáconos

Publicado: 19/10/2012: 2612

Andrés Conde, Juan Pablo Jiménez y Maiquel Hernández han sido ordenados diáconos por el Sr. Obispo este sábado en la Catedral. Los tres seminaristas nos cuentan quiénes son y qué es lo que desean.

Andrés Conde, natural de Ronda, tiene 40 años y pertenece a una familia numerosa de cinco hermanos. Estuvo 18 meses en la Legión y más de 18 años trabajando en una cadena alimenticia. La historia de su vocación es una gran «historia de amor», afirma Andrés, «Dios se vale de muchos para hacerse un hueco en tu vida. En mi caso, de la naturaleza, el trabajo, las cofradías del Prendimiento y la Virgen de la Cabeza, los amigos, mis monjas de Ronda... en todos voy descubriendo que el Señor me está hablando y, después de muchos años de forcejeo, Dios me gana». Son muchas las personas que han ayudado a Andrés en su proceso vocacional, pero recuerda de forma especial al cura que le bautizó, Bartolomé, que de pequeño le dijo que su nombre era el del apóstol Andrés, el primero en seguir a Cristo, eso lo dejó marcado.  Afirma que «ser cura del Año de la fe es un regalo de Dios y una exigencia más: ser hostia viva que se parte y se reparte como Cristo»  y  da gracias a Dios por su vida, su bautismo, su familia, y porque Dios se ha fiado de él. 

Maiquel Hernández nació en la localidad granadina de Deifontes hace 31 años y   a los 15 años abandonó los estudios y se marchó a trabajar a la construcción, donde estuvo ocho años. Y otros dos como chófer de autobuses. «Durante estos años vivó como cualquier joven, afirma Maiquel, gané algún dinero, salía con mis amigos, alguna vez me enamoré de una chica... vivía como quería. pero también pertenecía al grupo de jóvenes de la parroquia, era catequista, participaba en la Eucaristía dominical...». Pero le faltaba algo en su vida, en palabras de Maiquel «llegó un momento en que mi vida se derrumbó, sentía la vocación al sacerdocio con más fuerza que nunca. Después de noches sin dormir y de buscar a buenos sacerdotes para que me ayudaran, doy el gran paso, dejo trabajo, familia y tierra y me vengo a Málaga para prepararme a ser cura».  Afirma que desea ser sacerdote para llevar a Jesucristo a la gente, para que sean más felices.

 

El mexicano Juan Pablo Jiménez, de 23 años, es el mayor de cinco hermanos y es natural de México, donde estudió con los Escolapios, y vino a España a estudiar Arquitectura. En Málaga conoció al sacerdote Juan de Jesús, que ahora se encuentra en la Misión de Caicara. Lo acompañaba por los pueblos de Canillas de Aceituno, Sedella y Salares y surgió en él la pregunta "¿Qué quiere Señor de mí?"Juan de Jesús le habló del Seminario de Málaga y lo acompañó, «y el Señor hizo el resto». En estos años de preparación al sacerdocio son muchas las personas que le han ayudado con su experiencia y oración: «mi familia mexicana y malagueña, los abuelitos y el personal de la residencia Buen Samaritano y de Cottolengo y las parroquias por las que he pasado en los años de formación y los niños del Seminario Menor, entre otros muchos».

Autor: Encarni Llamas

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