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Una clausura con sentido

Publicado: 01/01/2012: 5624

•   El convento fue asaltado e incendiado en dos ocasiones en la década de los treinta

Las carmelitas del monasterio de San José en Málaga, afirman que rezan y están al lado de nuestro Obispo, con sus sacerdotes y seminaristas; al lado de los que sufren, de los que pasan hambre, de los que no tienen trabajo, de todos los malagueños.

Este monasterio pertenece a las Carmelitas Descalzas que fueron reformadas en el siglo XVI por Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz. Su fundación está relacionada con la de los Padres Carmelitas de los Percheles en el año 1584. La fundación del Carmelo femenino fue solicitada al provincial de la Orden por Ana Pacheco, que ofreció su caudal, siendo obispo Francisco Pacheco. No obstante, la fundación no se hizo efectiva hasta el año siguiente, cuando el provincial de la Orden alquiló unas casas contiguas en la ermita de San Juan de Letrán, en calle Mosquera. El 17 de febrero de 1585 se celebró la primera misa, en la que se puso el convento bajo la advocación de San José. Dado que este primer emplazamiento resultó incómodo e insuficiente, el 3 de enero de 1587 obtuvieron las monjas permiso para trasla¬darse a una nueva casa en la calle Iglesia Mayor (actual Santa María). En 1873, la exclaustración las obligó a abandonar su convento, en el que habían vivido cerca de tres siglos. Vuelven las Carmelitas a su monasterio en 1877. En 1931, vieron arder su querido convento y quedaron sólo las paredes. De nuevo en 1936, el convento fue asaltado e incendiado y las religiosas se refugiaron con la Hijas de la Caridad en la “Goleta”. En 1940 el convento y la iglesia actuales de calle Don Rodrigo fueron restaurados por el arquitecto Enrique Atencia Molina.

ORACIÓN Y TRABAJO

La Madre María Jesús de la Trinidad, superiora del monasterio afirma que actualmente la comunidad está formada por 12 hermanas, de las cuales 11 son españolas y una del Salvador. A las carmelitas de este monasterio, el día las tiene ocupadas principalmente en el canto del Oficio Divino, la celebración de la misa, la oración personal, el rosario, la lectura espiritual y otros ejercicios religiosos. El trabajo para vivir es la fabricación de formas para la Eucaristía, la restauración de imágenes, y elaboración de escapularios, rosarios, purificadores o corporales. El trabajo se hace en silencio. “Después de la comida y la cena tenemos una hora de recreación, donde hablamos mientras cosemos alguna labor y es la ocasión de dar las noticias comunitarias, familiares, locales, petición de oraciones ...” – comenta Sor María Jesús. Las carmelitas nos hablan de su aportación a la diócesis: “Es nuestra vida de oración, entrega y amor lo que nos hace llegar a los rincones más insospechados de nuestra Málaga. Rezamos y estamos al lado de nuestro Obispo, con sus sacerdotes y seminaristas; al lado de los que sufren, de los que pasan hambre, de los que no tienen trabajo, de todos los malagueños”. Ellas abren su locutorio a grupos parroquiales, a colegios y a todos los que quieren conocer la vida carmelitana y su estilo de orar. Finalmente es de destacar la presencia en este monasterio de Edith, una joven salvadoreña que descubrió este monasterio y su vocación a través de internet.
 

Autor: diocesismalaga.es

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