NoticiaSantos José, un hombre de fe San José con el niño instagram.com/kristyn_brown_photo/ Publicado: 17/03/2017: 17332 San José es un hombre con una extraordinaria biografía. Modelo de fe, enseña cómo afrontar la vida desde una lectura creyente de la realidad. Su actitud ejemplar mantiene permanente y vigorosa actualidad. José, que tradicionalmente se ha representado como una persona mayor, ha ocupado recientemente en la nueva revisión del Misal un lugar señalado; su figura y memoria es recuperada para cultivar la devoción de los fieles. Este hombre, que a tenor de algunas investigaciones podría haber muerto en una revuelta contra los romanos en Séforis, localidad cercana a Nazaret, no es un personaje bíblico espectacular. Los hay que dan mucho más juego, sobre todo si nos remitimos a los datos exclusivos que ofrecen los evangelios: su existencia se desarrolla en la discreción y prácticamente en el anonimato. Apenas sabemos nada de él. Pero fue una buena persona y modélico creyente. Para ser buen creyente hay que ser buena persona. Y eso en José se da de manera cristalina. Por amor acepta la voluntad de Dios en su vida. Desde la fe aceptó en su vida a María, la mujer con la que se había desposado y que había quedado embarazada sin tener relaciones sexuales. Desde la fe entendió que el niño a quien pusieron por nombre Jesús era Hijo de Dios. José entra en la historia como desaparece: sin hacer ruido. Apenas algún relato con referencias oníricas, la huida como emigrante a Egipto y alguna cosa más dan fe de su existencia, de su vida, una vida que es permanente fidelidad al Dios de las promesas y a su esposa María. Una fidelidad permanente y sin estridencias. Un artesano dedicado a sus labores que se desposaría a edad pronta. Su vida hay que entenderla desde esta perspectiva: José es un hombre de fe. Junto a María, su esposa y madre de Jesús, son los primeros creyentes del Nuevo Testamento. Hoy su testimonio es de gran importancia. La vida de José, aquel joven que bebía los vientos por María y creía profundamente en Dios, es modelo de vida familiar. José y María se apoyaron uno al otro en esta excursión que es la vida. María, al lado de José, en aquella Iglesia doméstica que era la familia de Nazaret, se sentía bien acompañada, se sentía casi con respuestas. José, en un arrebato, podría haber hecho suyas dirigidas a María, las palabras del poeta: “Yo sé que existo porque tú me imaginas. En tu sencilla ternura, yo soy también sencillo y bondadoso”.