NoticiaSacerdotes Manuel Pineda: «No he hecho otra cosa más que sembrar» Manuel Pineda · Autor: F. HERNÁNDEZ Publicado: 17/10/2014: 22283 Aunque sevillano, su único destino sacerdotal ha sido Málaga. Rector del Seminario, director del Instituto “San Pablo”, párroco de Santiago y el Sagrario, canónigo... “Tengo el sentimiento de haber hecho muy poco”, dice a sus 85 años Manuel Pineda. «Estoy contento de haber podido ofrecer este poquito y de haberlo ofrecido con cariño» -Desde el inicio de su vida sacerdotal, se dedicó a la formación. Primero en el Seminario, del que fue rector, y luego en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Pablo”, con los laicos. -Con veintipocos años ya estaba yo encargado de la formación. Fui pasando por el Seminario Menor, el Mayor y la formación de los filósofos y los teólogos; fue un periodo muy extenso e intenso. Para mí, lo más importante en los futuros sacerdotes era formar un cristiano, ir haciendo de aquellos alumnos personas de una talla cristiana fuerte y, sobre todo, con un convencimiento claro de lo que Dios nos podía pedir en esos momentos para Málaga, donde había una descristianización muy fuerte. Todavía hoy hacen falta personas adecuadas que sepan dar respuesta a lo que necesita el mundo. Cuando rezo, le pido al Señor: «danos personas que tomen conciencia de la realidad y puedan responder con la fidelidad y el amor que Tú nos estás pidiendo». -¿Cómo invitaría usted a un joven a ser sacerdote? -Mi ilusión sería suscitar muchos sacerdotes. Le diría que he sido feliz, que soy feliz. -Usted que ha vivido tanto, ¿cómo vive el presente de la Iglesia? -Yo suelo decir que Dios suscita el hombre adecuado para el momento concreto que necesita su Iglesia. Cuando Benedicto XVI renunció, hacía falta un hombre sencillo, cercano, que se adaptara a la realidad concreta de las personas de hoy. Entonces, nos suscitó a Francisco, con una experiencia humana, sencilla, capaz de responder a las circunstancias que estamos viviendo. Queda mucho que hacer y el Papa está respondiendo con la formación, las cualidades, la pedagogía, la sencillez y, sobre todo, con el Evangelio, que tanto necesitamos. -¿Qué piensa cuando echa la vista atrás a su vida? -Mi eslogan permanente es: “salió el sembrador a sembrar”. Y yo no he hecho otra cosa más que sembrar. Estoy contento de haber podido ofrecer este poquito y de haberlo ofrecido con cariño, con entrega, con un convencimiento enorme, sabiendo que solo con el Señor podemos hacer fructificar esta semilla que nos ha dejado en las manos. “Salió el sembrador a sembrar”. Yo he salido a sembrar. ¿Podría haber dado más? Pues sí, sin embargo, creo que he intentado dar con alegría y, como yo suelo decir, “siempre luz larga de coche, siempre la verdad como fondo y siempre Dios”. Es lo que me ha animado a caminar siempre en la verdad.