La congregación de Esclavas del Divino Corazón fue fundada en 1885 por el Cardenal Marcelo Spínola y la viuda Celia Méndez. Marcelo fue un hombre de fe, austero, apostólico, que agotó su salud en la entrega y trabajó junto a Celia Méndez, una mujer a quien el dolor de la muerte de su marido (Paulino Fernández de Córdoba, Marqués de la Puebla de Obando) le abrió el horizonte a un nuevo proyecto que culminó en esta fundación.

En cuanto a su espiritualidad y misión es de destacar que la congregación de Esclavas del Divino Corazón es la expresión del celo de Celia Méndez por la voluntad de Dios y de la espiritualidad de Spínola, un hombre enamorado de Jesucristo, centro de su existencia. El núcleo de la espiritualidad de la congregación, que une contemplación y acción apostólica es el corazón de Jesucristo. La misión concreta es la de anunciar a todos los hombres el amor personal que Jesucristo nos tiene a través de la educación, formando el corazón de los jóvenes en la verdad evangélica, ilustrando el entendimiento por el conocimiento del saber y transformando así la sociedad, según la propia congregación. El estilo con el que las Esclavas realizan su vinculación con el Señor, es el de María, primera Esclava del Señor.

Comunión eclesial

En la provincia tienen cinco casas, además de su presencia en otras provincias de España, están presentes en Angola, Argentina, Brasil, Ecuador, Filipinas, Italia, Paraguay y Venezuela. En todos estos países el trabajo se realiza principalmente en centros educativos de enseñanza infantil, primaria y media, en residencias universitarias y en otras obras de desarrollo cultural y social.

Las Esclavas del Divino Corazón se sienten plenamente identificadas con la Diócesis de Málaga, así lo señala una de las hermanas presentes en Málaga: «La Iglesia diocesana de Málaga forma parte de la historia de nuestra congregación desde los orígenes. Son muchas las religiosas esclavas malagueñas, muchas generaciones de Antiguas alumnas, y algunas de antiguos alumnos, las que se han educado en nuestros colegios; muchas generaciones de religiosas nos hemos formado en el Instituto Diocesano de Teología y en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo. Aquí hemos vivido un espíritu de comunión eclesial, un sentido de familia con el clero, con otros consagrados y con los seglares. Siempre ha habido alguna religiosa Esclava en Pastoral Juvenil y Vocacional de la Diócesis, algunas de las nuestras estuvieron en la gestación de la experiencia Monte Horeb, con la Diócesis hemos ido a Santiago de Compostela, al encuentro con el Papa en Madrid, al foro de pastoral, al encuentro de jóvenes de Andalucía en el Rocío… Cada año participamos en la vigilia de la Inmaculada, el Encuentro diocesano de jóvenes, el encuentro de oración por las vocaciones…».