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12 + 1. Una comedia metafísica. Todo un despropósito

Publicado: 28/04/2012: 2414

La película 12+1. Una comedia metafísica, del director Chiqui Carabante, ha ganado los premios al mejor largometraje y al mejor director en la sección Zonazine del decimoquinto Festival de Cine Español de Málaga, según el palmarés anunciado ayer por la organización del certamen. Su segundo largometraje cuenta la historia delirante de un grupo de hombres que deambulan perdidos por el desierto.

Unos tipos van por el desierto buscando algo. Lo que buscan solo lo sabe uno, al que llaman el maestro. Buscar en el desierto es peligroso pues, a parte de las inclemencias propias de un lugar sin agua y con muchas horas de sol, el Bautista ronda las dunas. Un loco que de creyente pasó a asesino, de la misma forma iluminada. Así que el grupo duda entre pensar que buscan a Dios o a la muerte, o si estas dos cosas son la misma.
 
El señor Carabante dice filmar su relato sobre Jesús con propósitos teológicos y filosóficos. Es libérrimo para hacerlo. Ese punto sí es incuestionable. Pero aparte de mayor rigor histórico y escriturístico, el reproche que deviene ineludible es muy sencillo de entender: con tan poco talento, el peor enemigo es él mismo. El funesto discurrir fílmico, su atrabiliario y caótico delirio narrativo y la gamberrada teológica se van imbricando paulatinamente para acabar perpetrando una colosal tomadura de pelo, un pastiche asaz patético, disparatado teológicamente, sí, pero sobre todo segregando poderosas emulsiones de tedio, de sinsentido, el mismo sinsentido que proclama un Bautista que deviene en un psycokiller atroz, absurdísimo ( pobre Carlos Alvárez Novoa que lo da vida, prodigioso actor de la magnífica Solas), penoso.

Un presunto ingenio el del director malagueño que se infiltra en terrenos que oscilan entre el patetismo y el mal gusto, hozando territorios que van desde el chascarrilo pueril hasta el inenarrable sopor, pasando por las sistemáticas y desagrables gracietas escatológicas. Al señor Carabante se le escapa absolutamente la historia, no puede embridarla en ningún momento, el desparrame ( entre surrealista y críptico) se desliza hacia cúspides circences, de mal circo, claro. En definitiva, el supuesto vitriolo no aparece, el aburrimiento gana enteros, el esqueleto de la historia se desploma sin remedio, perdiendo un aliento que nunca tuvo. Y las intuiciones que podrían mover a alguna reflexión derrapan en naderías sin gracia.

En fin, un desastre con pretensiones: su visión sobre Jesús, su antítesis teológica (ateológica), su parodia existencialista es un despropósito sin paliativos, de acuerdo, pero su imperdonable pecado ( Lc 12, 10) es confeccionar un bufonesco delirio sin pies ni cabeza. Y, desde luego, otro gran pecado imperdonable: intentar emular a los Monty Python ( La vida de Brian) y a Pasolini (El evangelio según San Mateo) y quedarse a años luz. Como poco.

Autor: Luis Coleto Pérez

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