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«Muchos movimientos, parroquias y congregaciones son ejemplo de sinodalidad»

Grupo de Asunción Juntos
Publicado: 10/01/2022: 12211

Pilar Mota, junto a su marido Juan Ignacio Domínguez, forman parte de "Asunción juntos", un movimiento formado por religiosas de la Asunción y laicos vinculados a las comunidades de la Asunción de toda España. En este foro han querido tratar a fondo las cuestiones planteadas por el Sínodo de los Obispos, que llevan trabajando desde el año pasado.

En la actualidad en Málaga existen dos grupos, uno en El Palo y otro en Pedregalejo, de este movimiento. «Somos un movimiento dentro de la congregación, en el que nos relacionamos desde la complementariedad», afirma. Entre ambos grupos comparten actividades pero tienen sus propias reuniones independientes. Sus miembros se encuentran dos veces al mes para formarse, orar, reflexionar e ir a las fuentes del movimiento.

¿Qué aporta este proceso sinodal al grupo? ¿Para qué está sirviendo ya?
Nos aporta mayor conciencia de nuestra participación y responsabilidad en la misión de la Iglesia, cada uno desde nuestra vocación, y también cómo desearíamos que fuera, porque somos conscientes de que tenemos dificultades para llevarla a cabo. El proceso ha despertado mucho interés en el grupo, nos aporta reflexión, ha fomentado el diálogo, especialmente acerca de cómo vivir este proceso en comunión, en respeto, escucha y participación, porque en el grupo nos juntamos personas de distintas parroquias, que desarrollan su compromiso en distintos ámbitos, con experiencias diferentes... y nos hemos escuchado mutuamente. Nos ayuda a dar pasos en la reclamación de nuestro lugar en la Iglesia. El Papa, en la Evangelii gaudium, en el nº 102, recoge esta reivindicación de los laicos para ocupar el lugar que tenemos en la Iglesia: «la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones». Pensamos que esta discriminación a la que se refiere Francisco, desanima a un laicado comprometido y adulto. Eso lo estamos viviendo en nuestras comunidades, por lo que este proceso va a ser un cauce por el que el laicado va a poder desarrollar sus responsabilidades y su participación en la misión de la Iglesia de una manera mucho más comprometida.

¿Cómo estáis trabajando la fase diocesana?
En primer lugar, ya desde que Francisco convocó el Sínodo, nuestro movimiento ya se puso en camino a nivel nacional, para proporcionarnos una formación y una reflexión sobre el sínodo y todo el proceso. Tuvimos la ayuda de Antonio Ávila, responsable del sínodo en Madrid, quien ya el año pasado nos ayudó a conocer el tema. En la fase diocesana, tuvimos como introducción una reunión recordando la constitución Lumen gentium, del Concilio Vaticano II, sobre la Iglesia, porque nos parecía que este proceso ahondaba en él y que se necesitaba de este recuerdo. Así, profundizamos en los capítulos "Iglesia, pueblo de Dios", "La Iglesia, cuerpo de Cristo", "La Iglesia, sacramento", "El sacerdocio común de los bautizados"... En segundo lugar tuvimos un retiro, en Adviento, centrado en el Sínodo, y después, en tercer lugar, hemos respondido a la consulta facilitada por la Diócesis, de forma individual y colectiva. Nos hemos centrado principalmente en las comunidades parroquiales, porque son las que nos vinculan a la Diócesis. Cada uno, desde su experiencia, ha tratado de aportar su visión sobre el funcionamiento de los cauces de información y transparencia en su comunidad, las lagunas, las deficiencias, los puntos fuertes de las celebraciones, la comunión entre los diferentes grupos... por ejemplo, hay parroquias en las que los grupos tiene poco contacto, no se conocen, es decir, que se adolece de esta falta de comunicación. También nos hemos fijado en las dificultades que tenemos los laicos para asumir nuestras responsabilidades debido a un paternalismo que nos niega muchas veces la mayoría de edad. Todo eso lo hemos tratado con sinceridad, con respeto y con libertad, como Francisco nos dice que debemos hacerlo. Desde aquí, hacemos una llamada a participar masivamente en este sínodo, y para que los responsables parroquiales y de los movimientos lleven a cabo su papel fundamental en él, porque es necesario crear un clima sinodal en las comunidades para no dejar pasar de largo una oportunidad como esta. No es algo más, tiene una importancia tremenda para la vida de la Iglesia. Creemos que esta participación debe hacerse sin autocensuras, en un clima de respeto y de comunión. El Papa Francisco, en la sesión de apertura del Sínodo, dijo: «Todos estamos llamados a participar en la vida de la Iglesia y en su misión, y si falta una real participación de todo el pueblo de Dios, los discursos sobre la comunión corren el riesgo de ser buenas intenciones». Nos parece suficientemente importante como para hacer esta llamada.

¿Cómo definirías el término "sinodalidad"?  ¿Qué ejemplo de sinodalidad destacarías de tu entorno?
Sinodalidad es el ser de la Iglesia, es la Iglesia de los orígenes, a la que el Concilio nos remite. Y esa Iglesia es corresponsable, participativa y en comunión. Esto no es algo nuevo ni que el Papa se haya inventado, porque ya el Vaticano II define una Iglesia sinodal, en la que caminamos juntos, en comunión, todos los que formamos el pueblo de Dios, y desde la participación de todos en la misión. El logo lo expresa preciosamente: ese pueblo peregrinando bajo la luz de la Eucaristía y el árbol que nos cobija a todos y de muchos colores, edades, todos juntos. El Sínodo de la Sinodalidad es un camino, un proceso de discernimiento, que nos abre a la escucha desde la libertad, personal y comunitaria, para poder distinguir la voz del Espíritu, que habla en todas las voces, ya que el pueblo de Dios tiene una dimensión profética. Por eso es importante que todos participemos en esta consulta, y sean tenidas en cuenta todas las respuestas, porque no es una encuesta sociológica, sino un discernimiento para encontrar la voz del Espíritu. Y una vez escuchada, tener la valentía de seguirla. Porque sin este discernimiento, esta consulta se quedaría en encuesta sociológica en lugar de propiciar la conversión que va a ser la que vaya dando paso a una Iglesia sinodal. Y fíjate si es un proceso espiritual, que la Iglesia alemana ha nombrado a una mujer para guiar espiritualmente este camino, María Boxberg, de la Comunidad de Vida Cristiana. El ejemplo más cercano de sinodalidad lo vemos en nuestro propio movimiento, que es lo que conocemos mejor. Desde su creación ha sido sinodal en su actividad interna y en su dimensión eclesial. Aquí religiosas y laicos formamos una comunidad donde cada miembro participa del carisma de la Asunción desde la complementariedad. ¿Cómo lo hacemos? Mediante la formación, que es importantísima y que hacemos juntos, la reflexión y la oración en todas las reuniones, así como con la acción social, en el que estamos empezando a gestar un proyecto educativo y social en el barrio. Nos parece que muchos movimientos, parroquias y congregaciones son también ejemplo de sinodalidad.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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