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Os invito a salir al encuentro de los jóvenes (Día de Caridad)

Publicado: 02/06/2002: 747

El Concilio Vaticano II, consciente de que Dios también nos sigue hablando hoy a través de los acontecimientos de la vida, nos invitó a escuchar la llamada del Espíritu en los signos de los tiempos. Donde algunos sólo ven problemas humanos más o menos graves, un cristiano, oye la voz de Dios, que le pide una respuesta evangélica. Es lo que ha hecho esa porción del Pueblo de Dios que está más directamente implicada en los programas de Cáritas. Ante la situación de pobreza y de exclusión en que se encuentran numerosos jóvenes, ha buscado la manera de sensibilizarnos para que demos entre todos una respuesta adecuada.

En torno a la Navidad, un momento en que somos particularmente sensibles al otro, lanzó una campaña con el lema: "Gracias por acogerme". En el Jueves Santo, día en que recordamos y reavivamos el mandato del amor fraterno, su campaña tuvo como lema: "Gracias por compartir". Y ahora, en la fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor que se hace presencia viva y amor que se dona en la Eucaristía, ha propuesto como lema de su campaña: "Gracias por aceptarme". Acoger, compartir y aceptar son tres hermosas palabras que deben marcar nuestra actitud para con los jóvenes excluidos. Porque no todos los jóvenes son esos consumidores potenciales a los que se dirige la publicidad. Hay otro grupo de jóvenes menos conocido y más doloroso: el que vive en la exclusión social y en la pobreza.

Según estudios que maneja y difunde Cáritas, el 34,1 % de los jóvenes andaluces entre 15 y 24 años están en situación de pobreza. El número de jóvenes que se hallan en esta situación supera los 428.000, según estimaciones fiables. Se trata de una pobreza relativa, pero lo más preocupante es que tiene rostro joven, especialmente en Andalucía. Me parece un asunto suficientemente grave para descubrir en él un signo de los tiempos: una llamada de Dios a buscar las respuestas necesarias.

Siguiendo las indicaciones de los lemas de Cáritas, os invito a todos a "acoger" a estos jóvenes. Son nuestros hermanos y necesitan la cercanía de la comunidad cristiana. Y la mejor manera de acoger consiste en interesarnos por su problema, en profundizar en el conocimiento del mismo y en analizar las causas. Ante un asunto de tal envergadura, no podemos mirar hacia otro lado ni tranquilizar nuestra conciencia aportando unas monedas, sino que tenemos que hacernos prójimo de estos jóvenes, acercándonos con el corazón bien dispuesto.

En segundo lugar, tenemos que compartir. Unos podéis aportar ilusiones e ideas; otros, vuestra colaboración profesional, alentando iniciativas en las parroquias; muchos, alguna cantidad de dinero en la campaña que realiza la Iglesia en este día; y todos, el interés y la comprensión que nuestros hermanos necesitan. No es fácil desprenderse de prejuicios ante la situación en que se encuentran muchos ni que lleguen a fiarse de nuestro interés por ellos y de nuestro deseo de luchar a su lado.

Finalmente, tenemos que aceptarlos como son. Algunos pueden haber caído en la drogadicción y no tienen fuerza suficiente para levantarse. Es posible que otros hayan llegado a delinquir. Seguramente todos o la inmensa mayoría son personas luchadoras y nobles, como suelen ser los jóvenes, y esperan una oportunidad que nunca han tenido. En cualquier caso, si queremos que nos reciban a su lado para superarse, tenemos que aceptarlos como son, con sus valores y defectos.

No olvidéis que Jesucristo nos dijo que El nos sale al encuentro de una manera especial en quienes sufren y se encuentran aplastados por la vida. Para que no nos tenga que decir, mientras buscamos cómo anunciar el Evangelio al hombre de hoy, lo que dijo a los discípulos en cierta ocasión, cuando les echó en cara que sabían explorar el aspecto de la tierra y del cielo y no sabían leer los signos de la presencia del Señor, os invito a ponernos en camino hacia el pobre; en este caso, hacia nuestros jóvenes.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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