DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Unid vuestras voces en la oración por la paz

Publicado: 21/02/2003: 924

Pastoral de Mons. Dorado Soto
invitando a la Vigilia por la Paz

En vísperas de dar cumplimiento a una misión delicada, San Pablo recomienda a los cristianos de Roma que oren por el buen fin de la misma, y emplea una expresión que no es habitual. Les dice textualmente: “Os suplico que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones, rogando a Dios” (Rm 15, 30). Es lo que tenemos que hacer el Pueblo de Dios en este momento tan delicado de la historia, luchar con nuestras oraciones junto al Papa Juan Pablo II.

Emociona y conforta escuchar su voz profética denunciando desde los primeros momentos una amenaza de guerra que ofende al sentido común. Con profunda libertad evangélica, ha insistido en que no existen motivos que justifiquen esta guerra. Pero no se ha limitado a rechazarla, sino que nos ha pedido a todos los cristianos que le acompañemos con la oración en su esfuerzo por hallar soluciones pacíficas y ha puesto en marcha iniciativas diplomáticas diversas, para encontrar una solución no violenta a esta delicada crisis.

Cometen un error muy grave los gobernantes que se niegan a escuchar la voz profundamente humana de un hombre de Dios, a quien no mueven otros intereses que el bien común de todos los hombres y los pueblos. Además de los sólidos argumentos que aporta para oponerse a esta guerra, el Papa Juan Pablo II tiene una gran autoridad moral por su importante contribución a la defensa de la paz, de los derechos humanos y de la vida en todas sus formas y etapas. No es extraño, pues, que su postura ante la amenaza de una guerra que llaman preventiva haya ido calando en el corazón de las personas.

Para los católicos, su magisterio y sus llamadas apremiantes constituyen una luz que nos ayuda a adoptar una postura responsable y evangélica. Pero no basta con decir no a esta guerra. Nuestra actitud tiene que pasar por el fuego de la oración, para que purifique el corazón de cada uno y nos ayude a liberarnos de toda actitud violenta. Es verdad que las guerras tienen su origen en la injusticia social, pero también es cierto que nacen en el corazón de cada uno y que se van incrustando luego en la vida social y en las estructuras que rigen la convivencia.

Por eso os invito a orar por la paz no sólo en el silencio de vuestros corazones, sino también en el ámbito comunitario y público de los templos y de la calle, donde se puede sentir la cercanía y el apoyo de los demás. Es necesario seguir diciendo a todos, creyentes y no creyentes, que la paz es posible y que podemos detener mediante el amor solidario la fuerza destructiva de las armas. En momentos tan graves y cruciales, necesitamos más que nunca dirigir nuestra mirada a Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte y fundamento de nuestra esperanza. Necesitamos hacerlo de forma pública, para que nuestra voz se convierta en un clamor irresistible. Por mi parte, he convocado una Vigilia de Oración en la Iglesia Catedral, a la que os invito a todos los que podáis y deseéis asistir. Se celebrará el viernes, día 21, a las ocho de la tarde.

Una modo sencillo y eficaz de orar, en este año dedicado al Santo Rosario, es el rezo de esta oración mariana por excelencia que, desde hace siglos, dirigimos a nuestra Madre, Santa María Madre de Dios. Pues no en vano la invocamos en las letanías con el título hermoso de Reina de la Paz  

+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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