DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Proclamad el Evangelio de la vida

Publicado: 29/01/1996: 992

Pastoral del Obispo de Málaga
con motivo de la Jornada Pro-Vida

El domingo, día 4 de Febrero, vamos a celebrar en toda España la Jornada Pro-Vida. De esta manera, queremos secundar la llamada que ha dirigido a todos los cristianos y a los hombres de buena voluntad el Papa Juan Pablo II en su carta Encíclica "El Evangelio de la Vida".

A nadie se le oculta que la vida es valiosa por sí misma. Creyentes y no-creyentes compartimos esta convicción. Es ella la que sostiene a los médicos y a los investigadores en su esforzada lucha por salvar vidas huamanas. Y vemos con gratitud, que ha retrocedido la mortalidad infantil, que se ha prolongado la edad media de vida de las personas, y que algunas enfermedades que ayer mismo no tenían solución, han sido vencidas por el esfuerzo humano abnegado y sabio. También a nivel político y social se lucha para hacer retroceder las causas que deterioran la vida o le restan calidad.

Al celebrar esta Jornada Pro-Vida, tenemos que unirnos a todos esos esfuerzos humanos en favor de la vida y a la lucha contra todo cuanto le resta calidad. Pero también es necesario que proclamemos que la vida es un don maravilloso de Dios y que su mayor calidad consiste en humanizarla a la luz del Evangelio.

Por muy deteriorada que esté, debido al desgaste de los años, a cualquier tipo de minusvalía o de enfermedad; o por muy incipiente que sea la nueva vida depositada en el seno de la madre, es siempre un bien que todo Estado de derecho tiene la grave obligación de proteger.

Nuestra sensibilidad moderna resulta, con frecuencia, tremendamente contradictoria: lucha valientemente contra la pena de muerte y algunos llaman luego progreso al hecho tremendo de dejar a merced de las madres la vida indefensa del hijo que aún no ha nacido; aprueba leyes para sacar de las cárceles a los enfermos terminales del SIDA, y no les ofrece la posibilidad de un alojamiento y de unos cuidados dignos; prepara médicos para curar la vida humana, y algunos querrían asignarles el cometido de colaborar en la muerte de quienes tienen derecho a nacer y de aquellos a quienes todavía no les ha llegado la hora de morir.

En medio de estas luces y de estas sombras, celebramos la Jornada Pro-Vida. Puede y debe tener un gran alcance. Para alentarnos, a cada uno, a dar profundidad a la propia vida; para aportar nuestra contribución solidaria frente a todo lo que degrada la vida de las personas; para acompañar, con un corazón fraterno y con medidas eficaces, a quienes se debaten en situaciones que destruyen la vida o que la impiden desarrollarse con calidad humana.

Estamos todos llamados a valorar la vida, a proclamar su grandeza, a celebrarla y a servirla con generosidad y con tesón. Y a protegerla especialmente en quienes hoy están menos protegidos en los "modernos Estados de derecho": en los niños no-nacidos y en los enfermos terminales, amenazados como están los unos por el aborto y los otros por la eutanasia.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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