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La Iglesia Católica y la Donación de Órganos

Publicado: 07/06/2006: 1951

El miércoles 7 de Junio se celebra el Día de los Donantes de Órganos. Con este motivo, habrá en la Catedral una misa de acción de gracias, a las 20,30 horas. Es una forma de recordar ante Dios a los seres queridos, que marcharon a su encuentro, y cuyos órganos han permitido seguir viviendo a personas enfermos que se han beneficiado de su generosidad. Las familias de los donantes, cuyo tremendo dolor por la pérdida de un ser querido no es fácil mitigar, tienen la oportunidad de reavivar su fe y su esperanza, al conmemorar la muerte y la resurrección del Señor.

La Iglesia Católica respeta la libre decisión de sus hijos. Son muchos los que han tomado la decisión de hacerse donantes, y ella alaba este gesto de fraternidad profunda para con las personas desconocidas que necesitan un trasplante para vivir. Otros no se han planteado nunca esta cuestión, y los anima a que lo hagan. Hay casos en los que es la familia quien tiene que tomar la decisión, ante una muerte inesperada, que no permite conocer la voluntad de la persona fallecida. Sin que mis palabras supongan ningún tipo de censura a los que encuentran reparos para donar los órganos, me parece admirable la decisión de donar aquellos que puedan aliviar los sufrimientos de otros. Pues como dijo Juan Pablo II, “cada órgano trasplantado tiene su origen en una disposición de gran valor ético: la decisión de dar sin contrapartidas parte de nuestro cuerpo para la salud y el bienestar de otra persona”. Es una forma delicada y anónima de practicar el caridad evangélica con los más necesitados.

Según los expertos, gracias al desarrollo de la ciencia, en torno al 80 por ciento de los trasplantes tienen resultados positivos, lo que supone un argumento más para ser donante y para donar los órganos de los familiares fallecidos que no hayan manifestado de algún modo su voluntad contraria. La legislación vigente en España garantiza tanto el anonimato del receptor como la más mínima apariencia de mercadeo y de privilegios en una cuestión tan delicada.

Como Obispo, felicito a todas las personas encargadas de esta hermosa actividad y su iniciativa de haber publicado una guía de ayuda a las familias. Con el significativo título de “En memoria de nuestros donantes”, han sabido ofrecer a los ciudadanos una información a la vez rigurosa y sencilla, porque responde con claridad a las cuestiones que nos hacemos con mayor frecuencia los profanos y presenta algunos espléndidos testimonios de donantes y de receptores de órganos.

Para quienes creemos en la resurrección de Jesucristo y vivimos la vida como un regalo de Dios, donar una parte del propio cuerpo para que otro pueda seguir viviendo, especialmente cuando se trata de los órganos de una persona que ya ha fallecido, no sólo no se opone a nuestra fe, sino que es una manifestación muy hermosa de que han calado en nuestro corazón las enseñanzas de Jesucristo, que nos invita a darnos y a dar la vida por el otro.

La celebración de el Día de los Donantes de Órganos nos brinda la oportunidad de hablar de este tema con los seres queridos. Ni el hablar con claridad de ello pone en peligro nuestra vida, ni el silencio prolongará nuestra existencia. Sencillamente, estamos en manos de Dios y tenemos que aprovechar todas las ocasiones que nos ofrece la vida para amar a los demás como el Señor nos ama a cada uno.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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