DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

"Creo en Jesucristo, nuestro Señor"

Publicado: 19/10/2008: 909

Carta Pastoral de Mons. Dorado Soto, Obispo Administrador Apostólico con motivo del DOMUND 2008

Ante la Jornada Mundial de las Misiones, os invito a descubrir a Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, que nos ha revelado al Padre, nos ha dado el Espíritu Santo y ha transformado nuestros corazones. Durante los últimos decenios, ha disminuido mucho el impulso misionero, en la medida en que se ha debilitado nuestra fe en la identidad del Señor, Dios y hombre verdadero. Durante este tiempo, hemos avanzado grandemente en conocimientos que nos permiten poner al servicio del hombre fuerzas impresionantes, hemos prolongado la vida sobre la tierra y estamos conquistando los secretos más profundos de la biología,  pero no hemos avanzado en humanidad. Somos muy sabios, y no logramos erradicar el hambre del mundo, frenar la violencia del corazón humano o descubrir la fuente de la alegría. Porque nos hemos olvidado de Dios, de que Jesucristo es “Dios con nosotros”, y no acabamos de creer que, como dice Benedicto XVI en su Mensaje para la jornada de este año, que “Cristo es nuestro futuro y (…) su Evangelio es la comunicación que ‘cambia la vida’, da la esperanza, abre de par en par la puerta oscura del tiempo e ilumina el futuro de la humanidad y del universo”. Sin Él, no hay futuro para el hombre ni vida que merezca la pena.

Cuando hemos experimentado personalmente la verdad de esta fe que se nos ha dado, es natural que queramos proponérsela a todos. Confesamos como Pablo, con total humildad, que ha cambiado nuestra vida y que puede cambiar la vida de toda persona. Lo que nos mueve no es el afán de proselitismo ni el interés por imponerla, sino el amor a los demás y el deseo de compartir la plenitud que hemos encontrado, “para que todo el que crea tenga por Él vida eterna” (Jn 3, 15). Porque el mismo Jesús nos enseñó que, en su dimensión más profunda, “en esto consiste la vida la vida, en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17, 3).

Y en este Año Paulino, hay  que dirigir la mirada al Apóstol de las gentes, pues como dice el Papa, que nos invita sin cesar a centrar la mente y el corazón en Jesucristo, “san Pablo había comprendido muy bien que sólo en Cristo la humanidad puede encontrar redención y esperanza. Por ello entendía, de modo imperativo y urgente, la  misión de ‘anunciar la promesa de la vida en Cristo Jesús’ (2Tm 1, 1), ‘nuestra esperanza’ (1Tm 1,1), para que todas las gentes pudieran beneficiarse de la misma herencia y ser partícipes de la promesa por medio del Evangelio (cf Ef 3, 6)”.

Jesucristo no nos pertenece sólo a los cristianos, porque ha venido para iluminar la vida todos los hombres, también de los del siglo XXI, y quienes hemos recibido gratis el don de la fe no debemos ocultar la Luz bajo el celemín de nuestros miedos y nuestros complejos. “Como Pablo, misionero por vocación”, según reza el eslogan de este año, cada católico está llamado a ser testigo del amor de Dios y promover un nuevo impulso misionero en toda la Iglesia. Unos, dejándolo todo para ir a proclamar el Evangelio allí donde más los necesiten; otros, apoyándolos con su oración y su ayuda económica; y todos, siendo testigos de un encuentro vital con Jesucristo, que nos lleva a confesar con
verdad esa experiencia desconcertante de que “vivo, pero no yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga. 2, 19-20). Porque sólo entonces brotará en nuestras comunidades ese impulso misionero fresco e imaginativo que necesita nuestro mundo.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo Administrador Apostólico de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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