DiócesisHomilías

Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles (Málaga)

Visita Pastoral del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, a la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles
Publicado: 24/10/2021: 553

Homilía del obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada en el contexto de la Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles de Málaga

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

(Málaga, 24 octubre 2021)

Lecturas: Jr 31, 7-9; Sal 125; Hb 5, 1-6; Mc 10, 46-52.

(Domingo Ordinario 30 –B)

1.- El profeta Jeremías anima al pueblo de Israel a gritar de alegría, porque Dios salvado a su pueblo (cf. Jr 31, 7). Sin embargo, nuestra sociedad parece ajena a la gran noticia de salvación que trajo Jesucristo.

Estamos llamados los cristianos a pregonar con alegría que hemos sido salvados del pecado y de la muerte; que Dios ha cancelado la condena merecida por nuestros pecados. Podemos cantar con el Salmo: «El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres» (Sal 125, 3). ¡Ojalá seamos capaces de transmitir esa alegría!

Pero nuestro testimonio no parece tener aceptación entre nuestros contemporáneos, a quienes no les importa esta buena noticia y buscan unos objetivos en su vida lejanos a esta realidad. Todos tenemos experiencia de la indiferencia o incluso del rechazo de la Iglesia y de lo que ofrece. Seguramente es porque esa gente no ha descubierto lo que significa realmente vivir la fe. Esa es la razón de nuestro testimonio y la finalidad de esta visita pastoral: preguntarnos cómo vivimos la fe y cómo damos testimonio de la misma, para los destinatarios acepten el gran valor de lo que significa la fe, la esperanza y el amor cristianos.

Todo fiel cristiano está llamado a dar testimonio de la Verdad de Cristo; a sacudir las conciencias adormecidas de tanta gente que vive sin pensar más allá de esta vida terrena, centrando toda su vida solo en lo terreno. Pero tras la muerte temporal, lo dejarán todo en este mundo y solo se llevarán las buenas obras de amor realizadas aquí.

2.- En el evangelio de hoy se narra el encuentro de Jesús con el ciego de Jericó: «Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10, 47). El ciego Bartimeo pide a gritos ser curado de su ceguera física.

Nosotros, en cambio, sufrimos cegueras espirituales, pero no solemos pedir al Señor que las cure; preferimos aceptarlas y convivir con ellas, aunque nos impidan ver con claridad la verdad de la vida. Tal vez nos hemos acostumbrado a esas cegueras, que nos impiden ver la luz con claridad.

Hay muchas personas en nuestra sociedad que sufren cegueras espirituales, a quienes podemos ayudar ofreciéndoles la luz del Evangelio.

3.- También nosotros, gracias a otros testigos, que nos animaron a levantarnos y a salir de nuestra inmovilidad, pudimos gozar del amor misericordioso y transformador del Señor, que nos permitió ver su luz.

En esto consiste la lógica del “discipulado” de Jesús. Los nuevos discípulos son testigos a su vez para otros discípulos. Nosotros creemos porque otros cristianos (padres, sacerdotes, religiosos, maestros, vecinos) nos hablaron de Dios y nos enseñaron la doctrina católica. Unos testigos nos ayudaron a encontrarnos con el Señor; y ahora nos toca a nosotros ser testigos. 

El discípulo no ofrece recetas, sino que ofrece su experiencia y su testimonio del amor sanador y misericordioso de Jesús (cf. Papa Francisco, Discurso a los sacerdotes, religiosos y seminaristas, 2. Bolivia, 9.07.2015).

La experiencia de la fe es como la del amor: nadie se enamora con recetas mágicas. El catequista y los educadores son testigos de la fe.

Pidamos al Señor que cure nuestras cegueras y que sepamos ayudar a otros a acercarse a Jesús, para que puedan percibir su luz y salir de las tinieblas.

4.- Hoy celebramos el Domingo Mundial de las misiones (DOMUND) con el lema: “Cuenta lo que has visto y oído”.

Nosotros somos testigos de la actitud benevolente y amorosa del Señor, que, al igual que hizo con el ciego Bartimeo, nos vio al borde del camino con nuestros dolores y miserias, con nuestras cegueras y dificultades. Tuvo compasión de nosotros: escuchando nuestro grito, solidarizándose con nosotros, amándonos, ayudándonos a superarnos y acogiéndonos en medio de nuestro dolor y de nuestro pecado. En vez de acallar nuestros gritos, se detuvo, se acercó y nos preguntó qué podía hacer por nosotros.

El Señor nos pide que contemos lo que hemos visto y oído. Como dice san Pablo: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16). ¡Pobres de nosotros si no transmitimos el tesoro que hemos encontrado y que llevamos en vasijas de barro!

5.- La Visita pastoral pretende una revisión de cómo vivimos la fe y cómo la transmitimos a los demás; también es un encuentro de la comunidad parroquial con el Obispo, pastor de la Diócesis, a ejemplo de Jesús el Buen Pastor (cf. Jn 10, 1-18).

Deseamos conocernos mejor, hacer discernimiento y caminar juntos, como nos invita el papa Francisco en el proceso sinodal; y pedir al Espíritu Santo que nos haga descubrir lo que Dios quiere de nosotros en este momento histórico, en Málaga y en esta barriada. ¿Qué pide hoy el Espíritu a esta comunidad cristiana de Los Ángeles? Como cristianos tenemos muchos retos en nuestra sociedad, que necesita a Dios, pero lo rechaza.

6.- La primera prioridad pastoral del presente curso en nuestra Diócesis es: primer anuncio y evangelización, que pretende invitar a realizar un itinerario de fe para el encuentro con Cristo y llevar una vida cristiana configurada con el Señor y ayudada por la gracia sacramental.

La evangelización es la razón de ser de la Iglesia; y no puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor. El papa Pablo VI dijo con toda claridad que, mientras no anunciemos a la persona de Jesus, Hijo de Dios y hombre verdadero, como nuestro salvador y redentor, no estamos evangelizando.

Mientras hablemos de contenidos y temas, sin llegar al núcleo del anuncio explícito de Cristo, no evangelizamos. Algunas catequesis de nuestras parroquias se limitan a narrar cosas humanas de Jesús, sin llegar al núcleo kerigmático.

Animo a todos a ser testigos de la fe que profesáis, anunciando la Buena Nueva de Jesucristo como salvador y redentor del ser humano.

Pedimos a la Virgen de la Victoria, bajo la advocación de Los Ángeles, que nos acompañe en esta hermosa tarea y que nos fortalezca en el testimonio de la fe en este momento histórico que nos toca vivir. Amén.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo