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Domingo del Buen Pastor (Málaga)

Capilla del Seminario Diocesano de Málaga con la cruz de el Buen Pastor al fondo
Publicado: 03/05/2020: 8950

Homilía pronunciada por el obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la fiesta del Buen Pastor, el 3 de mayo de 2020.

DOMINGO DEL BUEN PASTOR

(Málaga, 3 mayo 2020)

 

Lecturas: Hch 2, 14.36-41; Sal 22, 1-6; 1 Pe 2, 20b-25; Jn 10, 1-10.

(Domingo Pascua IV-A)

 

La puerta que lleva a la vida

 

1.- El cuarto domingo de Pascua está dedicado a la figura del Buen Pastor, Jesucristo. En los tres ciclos litúrgicos se lee el evangelio de san Juan, desarrollando en cada uno de ellos un aspecto del buen pastoreo.

En el “ciclo-A” el buen Pastor se presenta como puerta de las ovejas en contraposición al “ladrón” de ovejas; en el segundo ciclo el buen Pastor se contrapone al “asalariado”; y en el tercer ciclo litúrgico el mismo Jesús, buen Pastor, se contrapone a los judíos, a quienes no permite que le arrebaten sus ovejas.

Jesucristo es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas, las alimenta en verdes prados, las cuida, les cura las heridas, las lleva sobre sus hombros, les hace caminar por senderos de vida (Sal 22).

 

2.- Jesús llama a sus ovejas por su nombre (cf. Jn 10, 3) y las ovejas reconocen su voz, porque es su amo. Las ovejas no hacen caso de los extraños o ladrones.

Esta imagen nos pide agudizar el oído para reconocer la voz de Jesus, que nos ama. Existen muchas voces en nuestra sociedad que reclaman nuestra atención y piden que les hagamos caso; pero son voces extrañas e interesadas, que no invitan a la verdadera vida; no alimentan adecuadamente; no curan las heridas, sino que las producen mayores. Sin embargo, suelen ser voces que encandilan y embaucan, sobre todo a los jóvenes, para llevarles a experiencias peligrosas.

El Buen Pastor, Jesucristo, saca del aprisco a sus ovejas, «camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz» (Jn 10, 4). Él las saca fuera para que tengan vida; las conduce hacia las aguas límpidas y frescas y les proporciona pastos abundantes.

 

3.- Jesús dice abiertamente que es la “puerta”: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas» (Jn 10, 7); pero los judíos no entendían lo que les decía.

Él es la puerta que conduce a la vida; se trata de una puerta que conduce al misterio de la vida eterna. La imagen de la puerta tiene acentos mesiánicos: «Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20). Jesús resucitado nos invita a comer con él en el banquete de la vida eterna; quien escuche su voz y le siga aquí en la vida temporal, podrá gozar del misterio escondido desde siglos (cf. Col 1,26) y manifestado en la plenitud de los tiempos; podrá gozar de la eterna felicidad.

 

4.- Jesús es la “puerta” que facilita el acceso a Dios-Padre. Jesús es el único que conoce al Padre y nos lo ha revelado: «A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer» (Jn 1,18).

Jesús es la puerta que nos conduce al encuentro con el Padre. Nos revela a Dios como “Padre”, porque “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” (Papa Francisco, Misericordiae vultus, 1).

Ser cristiano no consiste en cumplir una ley, sino entrar en relación personal y vital con el Padre, agradeciendo la filiación divina regalada por Jesucristo el único Hijo de Dios.

Cuando el apóstol Felipe pide a Jesús que les muestre al Padre, recibe esta respuesta: «Quien me ha visto a mí ha visto al Padre» (Jn 14,9). Jesús es el Mediador, por quien entramos a participar en la vida trinitaria, en una comunión de vida. Por eso Jesús dirá: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6).

 

5.- ¿Qué significa que Jesús es la “Puerta”? Una puerta es un paso entre dos estancias, dos espacios o dos ambientes diversos. Jesucristo resucitado es la puerta que permite pasar de la fragilidad humana al amor infinito de Dios, de la vida temporal a la vida eterna, de la muerte a la resurrección, la esclavitud a la libertad.

Estamos llamados a entrar a través de esta “Puerta”, que es Cristo, para poder gozar del perdón y de la misericordia divina, para ser curados de nuestras heridas de pecado, para vivir la libertad de hijos de Dios, para participar de manera incoada, ya en esta vida temporal, de la bienaventuranza eterna.

Entramos a través de Cristo en la vida divina para gozar de ella: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante» (Jn 10, 10).

 

6.- Hoy celebra la Iglesia la Jornada mundial de oración por las Vocaciones. El lema escogido en esta ocasión está tomado de la exhortación apostólica del papa Francisco como reflexión de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, celebrada en octubre de 2018. “¡Jesús vive y te quiere vivo!” (cf. Christus vivit, 1).

El día de Pentecostés Pedro hizo un discurso a los vecinos de Jerusalén, anunciando el kerigma de la muerte y resurrección del Señor, a quien «Dios lo ha constituido Señor y Mesías» (Hch 2, 36). Estas palabras traspasaron el corazón de los oyentes y preguntaron a Pedro: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» (Hch 2, 37).

Esta misma pregunta debemos hacernos todos, de modo especial los jóvenes, y preguntarle al Señor: “¿Qué tengo que hacer?”. Cada uno escuchará en su corazón la respuesta.

Pedimos a la Santísima Virgen María su poderosa intercesión para que los jóvenes respondan con gozo y prontitud a la llamada del Señor y entreguen con generosidad su vida en el servicio de la Iglesia. Amén.

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