A su vuelta a España se doctoró en Teología Bíblica en la Universidad Pontificia de Salamanca. Toda su vida sacerdotal la ha dedicado fundamentalmente a sus dos grandes amores: La Biblia y la cárcel.

Desde el año 1.963 al 1.993 ha llevado a cabo un intenso apostolado penitenciario; fue profesor de la Escuela de Estudios Penitenciarios de Madrid, y los 12 últimos años fue Delegado Nacional de la Conferencia Episcopal Española para la Pastoral Penitenciaria.

En reconocimiento a su inmensa labor en este campo le fue concedida la Medalla al Merito Social Penitenciario y se le puso su nombre al recien inaugurado por entonces Centro de Inserción Social de Málaga.

Fue cofundador con un grupo de amigos, todos ellos expertos en Sagrada Escritura de la casa de la Biblia de Madrid, de la que fue director durante 20 años. Fue el Director de la primera traducción al castellano de la Biblia hecha de las lenguas originales en equipo, editada por Ediciones Paulinas en el año 1.962.

Sus últimos años los pasó en Torre del Mar, de cuya Escuela Bíblica fue fundador.