Noticia P. Miguel Márquez: «Si algo es Teresa de Jesús es aire fresco» P. Miguel Márquez Calle, OCD Publicado: 28/10/2014: 12865 El provincial de los carmelitas descalzos de Castilla, el P. Miguel Márquez, ha explicado en Málaga la relación entre Santa Teresa de Jesus, de cuyo nacimiento estamos celebrando los 500 años, y la Evangelii Gaudium. Santa Teresa de Jesús y la “Evangelii Gaudium” ¿Tienen mucho en común? La impresión que deja la exhortación apostólica del papa Francisco “Evangelii Gaudium” es como una invitación a una experiencia originaria, a conectar con el corazón del Evangelio, y el papa lo hace con autenticidad. La sensación que uno tiene al leerla es de mucha frescura, como de una palabra recién nacida. Atina y toca en puntos claves que nos están haciendo una falta tremenda. Es una sensación de aire fresco. Y si algo es Teresa de Jesús es aire fresco. Porque, además, ella evangeliza desde una experiencia profunda de Dios, como dice el papa. En la santa esa experiencia está como a flor de piel. Es un matrimonio perfecto. ¿Qué importancia daba Santa Teresa a la alegría, a las expresiones de gozo? Es una de las cosas más llamativas de Santa Teresa y es lo que también la hace más popular. La santa tenía mucho sentido del humor, era una mujer muy alegre. Ella decía: «Pena y melancolía no la quiero en casa mía»; y a las monjas las animaba a hacer fiesta, a hacer recreación. Sabía hacer bromas y reírse de sí misma, lo cual le valía mucho para las situaciones que le tocaba vivir de tensión, de crítica... Es una mujer con mucha frescura y sentido del humor. Tenía mucha chispa. El Año Teresiano, una invitación a leer a la santa Invitamos a todo el mundo a que lea a santa Teresa de Jesús porque está en nuestra lengua. Muchos extranjeros aprenden español exclusivamente para leer a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz. Otros, tienen que leer una traducción. Nosotros la tenemos en nuestra propia lengua. Entonces, aunque sea difícil, por ser un lenguaje del siglo XVI y porque la santa escribe como se hablaba –distinto a San Juan de la Cruz que es más teológico–, merece la pena zambullirse por la riqueza que hay detrás. ¿Hay mucho desconocimiento en España de nuestra santa más universal? La gente conoce a santa Teresa a partir de tópicos, porque es una mujer que se presta mucho al tópico fácil. Hay cosas de su vida que a la gente le atrae mucho. Tiene esa fama de mujer con sentido del humor, llana, una mujer que en su tiempo lo pasó tan mal y aún así tiene una palabra tan viva, algunos poemas que han quedado muy marcados en el pueblo cristiano como el “nada te turbe”... Lo cierto es que no se la conoce mucho, incluso en el mundo de los sacerdotes y de la gente consagrada. Yo creo que nos falta un poco de cultura de nuestros místicos. Realmente son una luz impresionante para lo que realmente nos está faltando hoy: un poco de discernimiento y de palabras que nos iluminen. Estamos todos buscando palabras que sean sustanciosas y que nos ayuden a orientarnos. Pues ella tiene una filosofía de vida que es preciosa. Algunos sólo se acuerdan de la santa, en el éxtasis y en no sé qué fenómenos, pero en el fondo lo más bonito es la filosofía concreta de vida ordinaria, que es donde ella tiene una palabra fenomenal. ¿Con cuál de las enseñanzas de Santa Teresa se quedaría para recomendar a los cristianos de a pie? Ella decía que donde se nota que una persona está realmente haciendo experiencia de Dios es en el trato agradable con los demás. Esto es una intuición muy buena para cualquiera. ¿Dónde se nota que una persona realmente está haciendo un buen camino de autenticidad? ¿En la relación con Dios? ¿En que hace mucha oración? La santa dice: ¡No! ¿Dónde entonces? en que trata a los demás de una forma cada vez más humana. Son como vasos comunicantes: la relación con Dios y la relación con los demás. Eso es una manera de autentificar. Y luego dice una cosa: Si quieres saber si una persona es verdad que está haciendo amistad con Dios y que ha hecho experiencia de Dios, mira a ver cómo anda de humildad. Es un detector, como un termómetro. Ponle a la gente el “termómetro” para ver cómo anda de humildad. Porque si una persona se pasa la vida presumiendo o comparándose, se ve que no ha entrado todavía porque lo que te deja Dios cuando te acercas es humildad y capacidad de valorar al otro tal como es. Eso es un principio fenomenal para la vida en la que estamos, donde andamos siempre comparándonos, siempre midiéndonos, si el otro es más o es menos. Dice: no, si tú descubres a Dios, descubres que te alegra y te hace valorar lo que eres sin menospreciar a nadie.