Santa Teresa nos enseña a buscar a Dios y dejarnos encontrar por él; Pero llegar a ello no le ha sido fácil; aprendió a partir de sus propia experiencia, dejándose iluminar por Jesús quien la saca fuertemente de sí: «Ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles» (L.V. 24,7); desde ese entonces nos comenta: «Nunca más yo he podido asentar en amistad, ni tener consolación ni amor particular, sino a personas que entiendo la tienen a Dios y le procuran servir» (L.V.110)

Ver al Cristo llagado hizo de la santa una persona comprometida de su tiempo; con profundo amor a la Iglesia; supo unir como Marta y María su vida mística intensa y, al mismo tiempo, su entrega sin límites a las necesidades de los demás. Nos trasmitió que «el aprovechamiento del alma no está en pensar mucho sino en amar mucho», y que «en la cocina, entre los pucheros anda el Señor ayudándonos en lo interior y exterior». (F 5,2-7)

Que santa Teresa de Ávila en este año dedicado a la vida consagrada y a su persona inspire e interceda por toda nuestra diócesis; para que viviendo en una sincera, profunda alegría y amistad con Nuestro Señor nos comprometamos a manifestar como ella a todos, el rostro misericordioso de Dios.