Máxime cuando la esperanza cristiana, fundamentada en la resurrección de Jesús luce en este día con todo su esplendor.  Cristo ha vencido a la muerte. Escribía Pablo de Tarso que si Cristo no hubiese resucitado de entre los muertos la fe cristiana no tendría sentido. Ninguno.  Proyectando su matrimonio Bonfoeffer desde la cárcel le decía a su novia que cuando Israel se encontraba en una de sus crisis más agudas, el profeta no dejaba de exhortarles a comprar casas y campos como  señal de confianza en el futuro. Bonhoeffer  pedía para ellos dos esta fe. Una fe que aguanta en el mundo, que ama esta tierra y le permanece fiel  a pesar de todo el dolor que proporciona.  Una fe basada en la resurrección de Cristo. 

El médico del campo al que Bonhoeffer fue conducido para ser ejecutado relata así su muerte: "He visto al pastor Bonhoeffer de rodillas delante de su Dios en intensa plegaria. La manera segura de ser escuchado, con la que este hombre oraba, me conmovió profundamente. En el lugar de la ejecución todavía oró. La muerte tuvo lugar en pocos segundos. Durante los cincuenta años que llevo de práctica médica no he visto morir a un ser humano tan totalmente abandonado en las manos de Dios". Creía en la resurrección de Cristo.  Fundamento de la fe y la vida.