NoticiaEl santo de la semana San Francisco de Paula, el triunfo de la pobreza Detalle de La Visión de San Francisco de Paula, de Murillo Publicado: 02/04/2022: 12577 El 2 de abril celebramos al santo fundador de la Orden de los Mínimos, Francisco de Paula. Nació en Paula (Italia) en 1416. Su llegada al mundo fue una gran alegría para sus padres, pues después de varios años de casados no habían podido tener hijos. Atribuyeron aquel regalo a la intercesión de san Francisco de Asís, por lo que le pusieron el nombre del santo italiano. En una peregrinación a Roma, se cruzó con un cortejo cardenalicio y quedó impresionado por aquel boato, por lo que se acercó al cardenal y le dijo: “Los Apóstoles de Jesucristo no iban con tanto lujo”. En su corazón ya existía la semilla de la necesidad de una reforma eclesial desde el espíritu de la pobreza evangélica. Al volver a su tierra, inició una vida eremítica centrada en la contemplación y en la mortificación. Su testimonio atrajo a muchos que quisieron unírsele. Aquel grupo recibió la aprobación pontificia en 1474. Muchos fueron los prodigios que Dios obraba por su mano, por lo que su fama llegó a oídos del rey de Francia, enfermo por aquel entonces, que lo reclamó junto a él. A pesar de su oposición inicial, acudió por obediencia al Papa, quien vio en ello una vía diplomática para conseguir un acercamiento necesario con dicho monarca. La misión en Francia duró 25 años. Allí vería nacer, en 1506, la Orden de los Mínimos, la Tercera Orden Seglar y la de las Monjas, falleciendo al año siguiente. Orden Mínima en Archidona El Convento de Jesús y María de Archidona fue fundado el 18 de enero de 1551, festividad del Dulcísimo Nombre de Jesús, por D. Juan Téllez-Girón, IV Conde de Ureña, siendo provincial de la Orden de los Mínimos el Muy Rvdo. Padre Fray Francisco de Baeza. La comunidad se compone en la actualidad de once miembros. Como afirman desde la congregación, «nuestra misión especial en la Iglesia como contemplativas es la oración de intercesión por toda la humanidad. El Espíritu de la Orden, nuestro carisma de humildad, caridad y penitencia, está íntimamente unido a Cristo que, por amor, se hizo humilde, paciente y penitente. De esta forma aunque apartadas del mundo, cooperamos a la obra de la Redención y ofrecemos a la Iglesia público testimonio de amor a Jesús crucificado, en un servicio de oración y penitencia como “luz y camino de salvación para muchas almas”». El trabajo que realiza la comunidad es la repostería en dulces de artesanía.