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Tres prácticas penitenciales III: La limosna

El Señor pide hacer limosna «sin que tu mano derecha sepa lo que hace tu izquierda»
Publicado: 07/03/2024: 9054

Misericordia

Concluimos hoy nuestro recorrido por las tres prácticas penitenciales de la Cuaresma con la limosna, palabra que deriva de “misericordia”, un origen lleno de significado. Y es que la misericordia ha sido definida como “la viga maestra de la Iglesia”.

Los pobres ocupan un lugar central en el Evangelio y es un mandato de Dios atender al extranjero, al huérfano, a la viuda... Era una práctica habitual en el pueblo hebreo y lo sigue siendo en múltiples tradiciones religiosas, pero Jesús insiste en un aspecto cuando pide dar limosna «sin que tu mano derecha sepa lo que hace tu izquierda». Nos advierte así del peligro de buscar ser alabados por nuestra generosidad.

Frente a los muy solidarios personajes del papel couché y las redes sociales, la limosna cristiana se ejerce de manera discreta, se esconde donde sólo Dios ve; pero a la vez no es fría como una mera domiciliación bancaria, sino que se acerca al hermano herido, se preocupa por él y lo acompaña.

LA LIMOSNA

Dame un trozo de paz, Señor, un trozo de alegría pequeña,
unas migajas luminosas de amor.
Hoy he llegado hasta tu puerta al fin cansado y pobre para pedirte luz,
para pedirte tu limosna de paz, de dicha grande de que estamos tan faltos,
(tan mendigo yo mismo de amor y convivencia al lado de otros pobres que lo ignoran u olvidan que lo son y que ahora suplican en mi verso).
Dame un trozo de sorpresa muy frágil.
Un cestillo de paz y de querencia para volver de nuevo por mis pasos e irles repartiendo a los hombres
pan y amor y alegría para poder buscarte.

Valentín Arteaga

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Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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