NoticiaEntrevistas Gregoria Macías Ramos: «Cada día le hablo al Señor de lo mucho que lo quiero» El Sr. Obispo impone la Medalla Pro Ecclesia Malacitana a Gregoria Macías Ramos // F. ALCÁZAR Publicado: 02/07/2019: 17333 Gregoria Macías Ramos, feligresa de la parroquia de San Pedro de Alcántara, recibió el pasado 23 de mayo, en la Misa estacional de la Visita Pastoral que el Sr. Obispo realizó a la parroquia, la Medalla Pro Ecclesia Malacitana. A sus 88 años, sus vecinos la definen como una persona servicial y generosa con su tiempo y dedicación para la comunidad de la parroquia, a la que ha cuidado y servido durante más de 50 años ¿Qué sintió cuando recibió la Medalla? Cuando al final de la Misa el párroco, D. Francisco Sánchez Cano, pronunciaba unas palabras en las que decía, más o menos, que siempre es necesario que algunas personas se preocupen un poco más que las otras por las cosas comunes, y que su labor es imprescindible en una comunidad cristiana… yo pensaba que estaría hablando de otros. Cuando dijo mi nombre, mi sorpresa fue enorme, y me sentí muy nerviosa, y hasta un poco molesta, lo reconozco. Al momento se acercó a mí para pedirme que me acercase al Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, y recuerdo que le dije, muy nerviosa, que había muchas personas que lo merecían más que yo, y el me respondió “bueno, a esas personas se lo agradeceremos otro día”. Sentada en mi silla de ruedas, me acercaron al Sr. Obispo todo temblorosa, emocionada y sin poder pronunciar palabra. ¿Cuál ha sido su labor en la parroquia? En la parroquia he llevado a cabo durante muchísimos años todas las labores de cuidado, ornamento de altares, paños y sabanillas, decoración floral, compra de los enseres precisos, colocación del monumento en Semana Santa, y preparativos de todas las fiestas especiales, como la de nuestro patrón, san Pedro de Alcántara. Eso sí, siempre contaba con la ayuda de otras personas, que merecen más reconocimiento que yo: Pepa López, Tere Lozano, Pedro Rojas… Tanto que la Medalla que me entregó el Obispo la comparto con ellos. ¿Le da gracias a Dios por algo en especial? Pues cada día le hablo al Señor de lo mucho que lo quiero, y le doy gracias porque es el mejor amigo con quien puedo desahogarme en los momentos de tristeza que me vienen por mis limitaciones. Le doy gracias por haber podido servirle un poquito a lo largo de los años, dedicándole muchas horas de mi tiempo después del trabajo. No me importaba si pasaba parte de la noche en la iglesia, y hasta hubiese sido una felicidad para mí poder dormir allí, en la presencia del Señor. También doy gracias cada día por las muchas cosas bonitas, oraciones, plegarias, costumbres que me acercan al Señor y que me enseñó mi madre, que me transmitió la fe y me enseñó a rezar como la mejor de las catequistas. Ah, y también quisiera darle las gracias al Sr. Obispo, porque creo que el otro día, con los nervios, ni siquiera le dije “gracias”. Así que doy muchas gracias a Dios por todo, y a las personas que me han rodeado a lo largo de mi vida.