Noticia Oración comunitaria Publicado: 24/10/2014: 12078 La oración es necesaria para la vida del creyente. Rezar en común es vital para la vida de fe. Vivimos en un valle donde miedos, terrores o pesadillas; donde esperanzas, ilusiones y proyectos se mezclan. Por eso es necesario cultivar el silencio personal interior. Permite liberarse de los ruidos que se multiplican y orar en comunidad. La oración comunitaria libera del polvo de las cosas materiales. También del fango del pecado, de la arena de lo banal, de las ortigas de las habladurías. Rezar en común es respirar, porque la oración es como el aire para nuestra vida. Es conocer a Dios, como hacía María, que custodiaba lo que sucedía en su corazón. Rezar juntos es también luchar con Dios, sobre todo cuando se está en la aridez, en la oscuridad de la vida, cuando elevamos al cielo nuestro clamor desesperado, que podría llegar a parecer blasfemo. Pero nada más lejos, rezar es amar, poder abrazar a Dios. De esta forma la oración se constituye en algo así como la mirada silenciosa entre dos enamorados. En la fe, al igual que en el amor, los silencios son más elocuentes que las palabras. Los enamorados, tras años de vida en común, se miran a los ojos y callan.