Su visita a nuestra casa fue tan inesperada como grata y sorprendente. Mostró tal sencillez que pasó desapercibida (como personaje de fama) hasta que, a medida que íbamos mostrándole la casa, era saludada con sorpresa por las trabajadoras y los residentes que la conocen tan bien, a través de la TV. Se mostró, en todo momento, sencilla, cercana, cariñosa, receptiva a todo cuanto veía y escuchaba. Quiso interesarse por la casa, y le mostramos las instalaciones y servicios que ofrece. Al entrar al comedor, donde los residentes terminaban su almuerzo, quiso dedicarles un canto, que fue muy aplaudido.

Mostró admiración por unos pañitos de ganchillo que hacía una de las residentes; parecía que no tenía ninguna prisa. Al saber que vivimos de la Providencia, que no tenemos subvenciones y rentas fijas, que acogemos a las personas mayores más pobres, se emocionó, pues le parecía imposible. Al ver el salón de actos, comentó: “Aquí, yo puedo hacer algo”, ofreciéndonos la oportunidad de dar un concierto benéfico en favor nuestro. Ahora, cuando vemos en el periódico noticias de ella, se corre la voz, se comenta y se disfruta de haberla conocido. 

A través de este acto benéfico, Estrella se ha convertido en una especial colaboradora nuestra, y por tanto, un miembro de la familia de santa Juana Jugan y de las Hermanitas. Desde estas líneas, le expresamos nuestra gratitud a ella y a tantos malagueños que, con sus donaciones, hacen posible la subsistencia de nuestra casa. Ella y ellos son los instrumentos de la Providencia de Dios para con los pobres. ¡Seguimos contando con todos, día a día! ¡Sin ellos, nada podríamos hacer! GRACIAS.