NoticiaColaboración El espíritu vicenciano de D. José Gálvez Ginachero El Dr. Gálvez Ginachero con las Hijas de la Caridad Publicado: 27/09/2017: 24809 Este año, toda la Familia Vicenciana está celebrando el 400 Aniversario de su Carisma. Desde 1617, momento en el que san Vicente de Paúl escribe la primera página de esta forma de vivir la fe, hasta hoy, son muchos los hombres y mujeres que han participado de esta historia viva, de esta entrega a Dios en el servicio a los más vulnerables, poniendo toda su pasión y compromiso en la Misión de "ver a Cristo en el Pobre y, en el Pobre, a Cristo". La historia vicenciana, como decimos, está llena de personas comprometidas con este Carisma, de figuras que han marcado una eÌpoca por su humilde ejemplo y por su servicio y sacrificio para con los hermanos en necesidad. En la festividad de san Vicente de PauÌl y en el marco incomparable del 400 Aniversario del Carisma que promovioÌ el Santo de la Caridad, nos acordamos de un malagueño que estaÌ muy presente en la memoria de sus conciudadanos, que dejoÌ huella indeleble en sus vidas y del que estaÌn promoviendo su proceso de beatificacioÌn. Se trata de D. JoseÌ GaÌlvez Ginachero. Son muchos los que han visto la mano de san Vicente de PauÌl en este hombre devoto, son muchos los que han hecho comparaciones entre las anotaciones personales de los cuadernos de D. JoseÌ y las que conocemos del Santo de Pouy ("No ama a Dios lo suficiente quien no se esfuerza en que los demás le amen". Cuaderno de notas de Don JoseÌ - "No me basta con amar a Dios, si mi prójimo no le ama", san Vicente de PauÌl) y, como vemos, no les falta razoÌn, ya que vivioÌ muy cercano a las enseñanzas de san Vicente y, ademaÌs, bebioÌ directamente de la fuente de dos ramas de la Familia Vicenciana, que le acompañaron en la profundidad de la dedicacioÌn a los maÌs pobres: las Hijas de la Caridad y la Sociedad de san Vicente de PauÌl. D. JoseÌ GaÌlvez Ginachero trabajoÌ codo con codo durante muchos años con las Hijas de la Caridad. El Hospital Civil de MaÌlaga es testigo, y disfrutoÌ desde el año 1893, de este compromiso comuÌn de D. JoseÌ con las Hermanas de la Caridad, en la direccioÌn de este centro hospitalario. Muchos fueron los que presenciaron y atestiguaron la dedicacioÌn y atencioÌn a los enfermos, las noches de desvelo y la presteza con la que se volcaba en su servicio, salvando todas las dificultades para atender tambieÌn, y con predileccioÌn, a los maÌs pobres. AdemaÌs de esta estrecha colaboracioÌn con las Hijas de la Caridad, D. JoseÌ es miembro de las Conferencias de la Sociedad de San Vicente de PauÌl y son muchos los detalles de su vida los que nos indican, no solo su pertenencia a esta InstitucioÌn, sino la sintoniÌa con sus valores y metas. Y es que la Sociedad de San Vicente de PauÌl, que surge en PariÌs en 1833 y que se funda en España en 1849, tiene dos principales objetivos que casan a la perfeccioÌn con el plan de vida de D. JoseÌ: la condicioÌn catoÌlica y el desarrollo espiritual de sus miembros y la desembocadura de esta fe en el servicio a los maÌs vulnerables, tal como podemos apreciar en esta cita del principal fundador de la InstitucioÌn: "Pero, ¿queÌ podemos hacer para ser catoÌlicos de verdad, sino consagrarnos a aquello que maÌs agrada a Dios? Socorramos pues al pobre como lo hariÌa Jesucristo y pongamos nuestra fe bajo las alas protectoras de la caridad" - Beato Federico Ozanam - discurso de Florencia 1853. PodriÌa decirse que toda la vida de D. JoseÌ gira en tomo a esta MisioÌn que tambieÌn buscan las Conferencias de la Sociedad de San Vicente de PauÌl. AdemaÌs, no de una forma asistencialista, sino sirviendo realmente a la promocioÌn de las personas, atacando la raiÌz de la pobreza; lo que origina la miseria y lo que hace al hombre realmente desdichado: «hasta que la luz y las reformas no lleguen a esos desórdenes interiores que el tiempo no repara, y que son maÌs incurables que las enfermedades, maÌs duraderos que los paros, y que seguiraÌn multiplicando el nuÌmero de indigentes...», beato Federico Ozanam - L'Ere Nouvelle, oct 1848. Es por todo esto que, D. JoseÌ GaÌlvez Ginachero, se embarca en decenas de proyectos que buscan la dignidad del hombre y que ofrecen una visioÌn y ejemplo del papel del seglar en la Iglesia y de la participacioÌn activa en los cambios sociales de su tiempo, haciendo viva la doctrina social de la Iglesia, que tiene su punto de inflexioÌn en la “Rerum novarum” que promulga el papa LeoÌn XIII en 1891. De este modo, D. JoseÌ participa y promueve el desarrollo de las cooperativas, cajas de ahorros, creÌditos agriÌcolas, asiÌ como la creacioÌn de nuevos colegios y escuelas, residencias, albergues... D. JoseÌ GaÌlvez Ginachero, como se ve en estos apuntes de su vida, al igual que el mencionado Federico Ozanam (uno de los principales precursores de la Doctrina Social de la Iglesia), sabiÌan de la necesidad de alimentar el alma, la dimensioÌn espiritual de las personas a las que atendiÌan: «¿aprovechareÌis este privilegio que se os da de reunir a los hombres para ocuparlos honorablemente, para instruirlos, para devolverles a sus casas maÌs ilustrados y mejores?» Ozanam - artiÌculo "La asistencia que humilla y la que honra" - L'Ere Nouvelle 1848. Por su compromiso cristiano y por su amor al proÌjimo, D. JoseÌ no quiso encerrarse en siÌ mismo o dedicarse de forma egoiÌsta a su profesioÌn. Tuvo muy presente el sentido de la responsabilidad de los dones recibidos y se dio generosamente en todos los aÌmbitos de la vida para los que fue llamado. Ejemplo de esta entrega y gratuidad es su paso por la alcaldiÌa de MaÌlaga, capiÌtulo en el que recuerda a la beata Sor RosaliÌa RenduÌ, Hija de la Caridad a la que apodaban "madre de todos", y que sin descanso tratoÌ de dar a cada uno lo que precisaba. Fue D. JoseÌ, en este sentido, "padre de todos" los malagueños. AdemaÌs, se da la circunstancia de que tanto Sor RosaliÌa, como D. JoseÌ, fueron apresados incomprensiblemente por las autoridades del momento. La primera, en los procesos revolucionarios de la Francia de principios de siglo XIX, el segundo, en los inicios de la Guerra Civil. Ambos fueron dejados en libertad cuando se comprendioÌ que no serviÌan a intenciones humanas, sino que estaban por encima de lo mundano, desentendieÌndose de problemaÌticas y posibles tergiversaciones poliÌticas; sirviendo a Dios y al proÌjimo seguÌn el Evangelio. Esto es lo que le dijo D. JoseÌ, a sus captores, antes de que le dejaran en libertad: "seguramente habreÌis nacido en mis brazos a altas horas de la noche y despueÌs, al llegar el diÌa, he continuado en el Hospital curando las enfermedades de vuestras madres". La figura de D. JoseÌ, como vemos, puede ser disfrutada desde un crisol vicenciano, en el que se funden con gran riqueza los colores maÌs vivos de la Caridad, del compromiso y del amor, de la dedicacioÌn y celo en el servicio que evocan a toda una Familia que ha querido acordarse, en este momento de celebracioÌn de su Carisma, de que tiene en la figura de este malagueño a un vicenciano ejemplar, que supo moldear, con la ayuda de Dios, los maÌs sentidos gestos de amor hacia sus hermanos, sobre todo en la figura de los que estaÌn maÌs cerca del Reino de los Cielos, de sus amigos los pobres. Carlos Lafarga (Sociedad de San Vicnete de Paúl) P. Teodoro Barquín (Padre Paúl)