«Nos ayudan mucho y nos animan mucho, porque son más fieles y entusiastas que nosotros», afirma el P. Alfredo Martín Cubilla, uno de los agustinos recoletos que atiende la parroquia de la localidad del Valle del Guadalhorce. Casados, solteros, viudas, jóvenes y mayores, no hay un perfil previo para formar parte de esta fraternidad. Sólo hay que pedir el ingreso y realizar el periodo de formación que incluye los mismos pasos que la entrada a la vida religiosa: postulantado, noviciado, etc. La única diferencia es que, en lugar de votos realizan promesas adecuadas a su vida seglar. Todas las semanas celebran una reunión de formación y, anualmente, participan en ejercicios espirituales. Su compromiso eclesial se concreta en la participación de sus miembros en las múltiples tareas parroquiales.