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«Mirar la realidad con esperanza»

Publicado: 01/05/2012: 1096

La HOAC de Málaga ha elaborado un comunicado con motivo del primero de mayo.

La celebración de la festividad de San José Obrero, el 1º de Mayo, ha de ser para todos los cristianos un tiempo de reflexión y discernimiento, de renovación del compromiso y de celebración de nuestra fe en el acontecer del mundo del trabajo. En este acontecer, la pobreza, agravada por la crisis actual y por la mercantilización y precarización del trabajo,es un signo de la negación de Dios porque niega a la persona humana.

Las causas de la crisis económica que padecemos y las distintas políticas que, desde hace años se vienen poniendo en marcha (reformas laborales, reforma de las pensiones, políticas de austeridad presupuestaria y reducción del gasto social, etc.), siguen profundizando en una, cada vez mayor,  desigualdad estructural que sufre el mundo del trabajo, especialmente las personas más débiles: desempleadas, jóvenes, mujeres, inmigrantes... En la provincia y diócesis de Málaga y Melilla, el número de personas que se quedan sin trabajo sigue creciendo. Los datos del paro en Málaga a Marzo de 2012 nos hablan de un total de 208.398 personas desempleadas. A este número de personas que han perdido su trabajo, hay que añadir la gran cantidad de situaciones de empresas que mantienen sus puestos de trabajo, pero no pagan sus nóminas a los trabajadores, o lo hacen con retrasos de varios meses. Todo ello contribuye a precarizar aun más el mercado laboral, con las consecuencias que implica de forma directa para estas personas y sus familias, aunque la problemática que representa no salga recogida en ningún tipo de análisis o estadística. En concreto, en Málaga hay hoteles, empresas de limpieza y otros sectores como el de la automoción o la construcción afectadas por este problema.

Toda esta realidad niega el principio básico de humanidad que Juan Pablo II reclamaba: “las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los derechos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los beneficios”.   (Toronto, 14 de septiembre de 2004)

Sin embargo, como cristianos, nuestra experiencia de encuentro con Jesucristo Resucitado nos hace mirar también la realidad con esperanza. En ella encontramos muchos signos que anuncian el Reino de Dios y su justicia. La vida de muchos hombres y mujeres del trabajo, de los jóvenes, sus ansias de justicia y de dignidad, sus experiencias de solidaridad, de organización y de cooperación, de parroquias y comunidades cristianas enraizadas en barrios obreros, de muchos militantes obreros cristianos, son testimonio de resurrección.

Este 1º de Mayo es también para nosotros un tiempo de acción evangelizadora que se ha de plasmar:

-        En formas de vida, personal y comunitaria, que propongan y hagan visibles estilos de vida alternativos, austeros, sostenibles y solidarios.

-        En compromiso en las organizaciones del mundo del trabajo, para que éstas coloquen en el centro de sus reivindicaciones y proyectos a los sectores más empobrecidos.

-        En denuncia de las políticas que generan desigualdad y rompen la vida humana y el desarrollo del trabajo como principio de vida.

-        En gestos que recuerden la preocupación por el mundo del trabajo en las planificaciones de nuestras Iglesias diocesanas.

-        En la difusión y fidelidad de los principios y orientaciones que la Doctrina Social de la Iglesia propone. Así ayudaremos a la sociedad a encontrar respuestas éticas a la actual crisis que vivimos.

 

Esta acción y compromiso son fundamentales para ofrecer a Jesucristo como Buena Noticia en el mundo del trabajo, como propuesta de vida personal y social.   Por último, este 1º de Mayo es también tiempo de celebración de nuestra fe en el acontecer de nuestras vidas de trabajadores, experiencia que invitamos a compartir juntos en la Eucaristía.

Autor: diocesismalaga.es

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