NoticiaSantos La bendición de los animales, una fiesta con historia Bendición de los animales en Churriana Publicado: 17/01/2017: 15730 Churriana celebró, el 17 de enero, la fiesta de su patrón, san Antonio Abad. Otras parroquias, como la de Buen Consejo de Torremolinos, también celebraron el día del patrón de los animales. El 17 de enero, día de san Antonio Abad, se celebra, como cada año, la bendición de los animales, muy popular en la barriada malagueña de Churriana. El párroco, José Ruiz Córdoba, explica que «la celebración del patrón y titular de la parroquia se divide en distintos actos: el triduo y la procesión. El día de san Antonio Abad se saca la imagen del santo a la puerta de la iglesia para que la gente traiga a sus animales y así bendecirlos. Por último se celebra la Eucaristía principal». Tradiciones con muchos años de antigüedad preceden a esta celebración, como la rifa de un cerdo: «al animal se le dejaba suelto por el pueblo y se le conocía como el cerdito de san Antonio», cuenta Ruiz Córdoba. «La gente lo alimentaba con las sobras y posteriormente se subastaba. El dinero recaudado se invertía en las fiestas populares». Otra de estas costumbres se sigue manteniendo hoy día: «consiste en poner a girar una rueda impulsada con fuegos artificiales que representa las promesas de los ciudadanos que acuden a la procesión, se enciende cuando pasa el santo y, al apagarse, este sigue su recorrido». La popularidad de esta fiesta hace que no solo acudan los habitantes de Churriana, sino que gente que vive fuera tenga como tradición la visita al pueblo cada año. Por ello, el párroco se considera afortunado y así lo expresa: «el poder bendecir a los animales hace que se propicie un ambiente festivo muy bonito y en el que todos lo pasamos muy bien». Entre los animales que acuden a ser bendecidos, destaca que «los domésticos son los más populares, aunque a veces ha habido algún caballo, conejos, e incluso águilas». Muchas son las anécdotas que se han vivido gracias a esta celebración como esta que relata: «hay un niño que venía todos los años y que no tenía animales, por lo que traía a su mono de peluche para que lo bendijera». «Con la bendición de los animales se intenta explicar que estos son fruto de la creación de Dios, aunque los primeros bendecidos fuimos los seres humanos», afirma el párroco, que hace una reflexión sobre la responsabilidad que tenemos con el planeta tierra: «es la casa de todos y es lo que tenemos que dejarle a las generaciones venideras». Elena Contreras/Teresa Ortega