La “Oración cuaresmal en monasterios y conventos” es una iniciativa de la Fundación Declausura, que tiene como misión «dar a conocer la razón de ser, la belleza y la importancia de la vida contemplativa y ayudar al sostenimiento de los monasterios y conventos de clausura», y pretende  servir de respuesta a la petición del papa Francisco de dedicar el año 2024 «a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y en el mundo». Para los organizadores, «no hay mejor escuela de oración que nuestros monasterios», de ahí que surgiera la idea de invitar a los fieles a acercarse a los conventos de su localidad a compartir con los miembros de las comunidades contemplativas un rato de oración en este tiempo especialmente propicio de Cuaresma.

Como explica la hermana Yolanda de la Cruz, priora del Monasterio de San José de Antequera, «ese día abriremos a las 7 de la tarde haremos las vísperas y estaremos en oración silenciosa con las personas que deseen unirse». Junto a las 16 carmelitas descalzas que forman la comunidad, los asistentes podrán aprender a orar como lo hacen ellas.

¿Cómo habla Dios?

Pero, ¿en qué consiste la oración contemplativa? Para la priora de las descalzas de Antequera, orar no es tanto hablar a Dios o escucharle, sino «estar , estar ante Él, en su presencia. Pues Dios nos habla en todo y por todo. Él está en los acontecimientos, en la hermana, en una persona que se acerca al torno...».

En el monasterio de carmelitas descalzas de Málaga, también dedicado a San José, se abrirán igualmente las puertas a los fieles que lo deseen el jueves 7 a las 7 de la tarde. No obstante, como cuenta su priora, la hermana Belén de San José, no es la primera vez que comparten con los fieles el rezo de las horas: «a cualquier persona que venga a esa hora, cualquier día del año, nosotras le damos la llave de la iglesia y puede acompañarnos en la oración. Siempre estamos abiertas a recibir a quien lo desee».

Para esta religiosa, «es muy bueno acercarse a sitios donde hay gente que reza, que tiene costumbre, que tiene hábito de oración, porque nos pueden ayudar, nos pueden acompañar un poquito en el camino». Y, citando a santa Teresa de Lisieux, recuerda que «a veces complicamos las cosas. La oración es algo tan simple y tan sencillo, que esa misma simplicidad nos asusta y nos descoloca».