11 de julio. El día comienza para este equipo peregrino poniéndose en manos de Dios. «Tras la oración y el desayuno, dejamos el campamento para volver a la ciudad», explica Antonio del Río.

La jornada comenzó «con una visita a la Depositaria de los bienes de España, popularmente conocido como Casa España. Su responsable nos explicó con cariño y mucho respeto la historia de aquel lugar, un antiguo casino militar, y cómo era la vida entonces, la sociedad, las costumbres, la arquitectura, etc. Y no pudo terminar de otra manera, que con un rico té que nos ofreció uno de los empleados de la casa», añade Antonio.

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El almuerzo de ese día fue uno de los platos tradicionales de estas tierras: «Cogimos fuerzas en casa con un delicioso cous cous, para guiar nuestros pasos, por la tarde, a la asociación Sakia El Hamra que trabaja con Cáritas en acogida a los migrantes. Pudimos conocer, en primera persona, la labor tan importante y necesaria que realizan con estos hermanos que buscan un futuro mejor para sus familias, a pesar de las dificultades que encuentran», continúa Antonio.

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El día concluyó como comenzó, en manos del Señor, con la «celebración de la Misa por la parte, tras la que compartimos cena con una familia saharaui que nos ofreció ricos pinchitos de cordero y otros platos típicos».