Desde ahora, la diócesis de Málaga cuenta con un nuevo centro para atender a los mayores. Ha sido creado por las Hermanas del Buen Samaritano en el municipio de Nerja y lleva el nombre de la parábola evangélica que denomina a esta congregación.

CONGREGACIÓN

La Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano nació en Chile en 1978, de manos de la religiosa Sor Irene García de Prados. Ella misma afirma que fue la respuesta a una “exigencia apremiante” de Dios para servir a los más pobres y abandonados. El sentido último de esta congregación es hacer vida la parábola del Buen Samaritano, a lo que tratan de ser fieles por encima de todo.

Lo que en un principio estaba en manos de dos religiosas, Sor Irene y Sor Eloísa, creció y se extendió rápidamente, llegando también a Andalucía. En Málaga comenzaron bajo la administración apostólica de D. Fernando Sebastián, haciéndose cargo de la Residencia Buen Samaritano de Cáritas durante un tiempo. A Nerja llegaron el 3 de febrero de 1993. El Ayuntamiento les cedió un solar en el que decidieron construir una residencia que acogiera a personas mayores de 65 años en situación de dependencia o riesgo de exclusión social. Según Sor Irene, se trata de una “casa que nace para atender lo mismo al más indigente que al más potentado. Todos somos hijos de Dios”, afirma.

FINANCIACIÓN

En la financiación de esta obra ha colaborado intensamente el pueblo de Nerja, que ha completado con su esfuerzo la contribución del Ayuntamiento, el Patronato de la Cueva de Nerja, el Ministerio y Cajamar.

Tras años de trabajo, Nerja cuenta con un centro para mayores, sin ánimo de lucro, que busca ser concertado con la Junta de Andalucía y cuya impronta fundamental es su carisma religioso. En él se prestarán servicios generales de alojamiento y cuidado de los mayores, atención espiritual, actividades de ocio y tiempo libre y asistencia médica. Siempre con predilección por los más pobres.

La fundadora de esta congregación, Sor Irene García, ha visitado nuestra diócesis para su inauguración, y confiesa vivir estos primeros pasos con gran alegría. La bendición e inauguración de la residencia, de manos del Sr. Obispo, fue recibida por ella como un gozo: “para nosotras nuestro obispo es el buen pastor Jesús representado en Él”.