La gente tenía miedo de ir al templo, debido a las amenazas de los calvinistas, pero acogía con gusto estos mensajes. Con el paso de los años, aquel trabajo dio sus frutos y floreció una comunidad viva y entusiasta. 

Ciertamente eran otros tiempos, pero la Palabra de Dios y su fuerza interpelante es la misma. Y nosotros lo tenemos más fácil. Internet es una herramienta que nos permite llegar a casi todos los hogares de la parroquia con el comentario del evangelio del día. Es verdad que no todos los feligreses disponen de este servicio ni saben cómo manejarlo, pero son más numerosos cada día aquellos que lo tienen y les encanta recibir mensajes. Por supuesto que supone un gran trabajo y no se ven los resultados, pero la Palabra de Dios es una semilla que puede germinar en cualquier corazón que la reciba.

Benedicto XVI nos dice, en su reciente exhortación apostólica Verbum Domini, que “la adquisición de nuevos métodos para transmitir el mensaje evangélico forma parte del constante impulso evangelizador de los creyentes, y la comunicación se extiende hoy como una red que abarca todo el globo, de modo que el requerimiento de Cristo adquiere un nuevo sentido: ‘Lo que yo os digo de noche, decidlo en pleno día; y lo que os digo al oído, pregonad-lo desde las azoteas’. Es cuestión de contar con un buen equipo humano y de ponerse manos a la obra, también desde las parroquias, porque internet nos da la posibilidad de llegar a todos. 

Artículo "Desde las azoteas", de Juan Antonio Paredes, en la revista Diócesis