Dios no se deja ganar en generosidad. Dios siempre sorprende. Y quien ha entregado su vida o lo ha dejado todo por causa de Reino no queda defraudado. Inicialmente puede llegar a generar cierto miedo, cierta sensación de tirarse al vacío sin red, ciertos temores infundados. E incluso en el trascurso de la vida pueden volver a ser recurrentes estas sensaciones. Si es al comienzo, confía. Si es en trayecto, mira atrás y reconoce la obra grande que Dios ha hecho en tu vida cada vez que te abandonaste sabiendo en manos de quién habías puesto tu confianza. Adora y confía.