NoticiaD. Antonio Dorado, obispo de Málaga (1993-2008)

Un magisterio episcopal centrado en la fe

Publicado: 17/03/2015: 8022

Don Antonio Dorado centró su magisterio en la presentación del Credo.

El Vaticano II dice que, al presentar la fe no olvidemos que existe una “jerarquía de verdades” y que “la función de enseñar” “sobresale entre las principales funciones del Obispo”, que la debe ejercer “en diálogo con la sociedad humana en la que vive”.

Un análisis de urgencia nos permite comprender cómo ha realizado esta misión docente nuestro Obispo emérito, y en qué medida ha tratado de responder a las recomendaciones del Concilio. Don Antonio ha intentado que su magisterio se centre en el meollo del Evangelio: descubrir que Dios existe, ayudarnos a buscar su rostro y tomar conciencia de que nos ama como un Padre lleno de misericordia y de bondad.

CONTEMPLAR EL MUNDO CON ESPERANZA

Recién llegado a Málaga (1993), en su carta Pastoral de Adviento nos invitaba a contemplar a nuestro mundo con esperanza, reflexionando “sobre la fe en Dios, que es el fundamento de toda esperanza”. Consciente de que el Evangelio no es una moral, aunque implique unos comportamientos éticos, insistía en su Pastoral de Cuaresma de l995 en que “la contemplación agradecida y gozosa de Dios y de su amor al hombre hace fecunda nuestra vida en obras de amor fraterno”. Y es que la predicación al uso insiste mucho en el “hacer” y habla muy poco de Dios.

Quizá por este motivo centró su magisterio, durante la preparación del Jubileo 2.000, en dar una visión de Dios actualizada y provocadora, que estuviera en sintonía con las ideas y las preocupaciones del andaluz medio. El año 1996, en su carta Pastoral “Jesucristo, salvador y evangelizador”, nos invitaba releer y a meditar los evangelios y las cartas de San Pablo, para descubrir la persona de Jesucristo y el significado de la salvación en nuestras vidas. En 1997, en su Carta “Señor y dador de vida”, nos ofreció una catequesis actualizada y rigurosa sobre el Espíritu Santo y su protagonismo en la vida del cristiano y de la Iglesia. Un año más tarde, nos recordaba que la cuestión más seria del hombre actual es si se puede creer en Dios y ser una persona de este tiempo. En su Carta “Buscar el rostro de Dios Padre” (1998), nos animaba a dejar a Dios ser Dios en nuestra vida, en nuestra inteligencia y en nuestro corazón, para dar razón de nuestra esperanza. Y su presentación del rostro de Dios terminó en un lúcido escrito titulado “Gloria a la Santísima Trinidad” (1999-2000). En él nos ayuda a caer en la cuenta de las consecuencias que la visión trinitaria de Dios tiene para la vida del hombre. La fe en Dios, la esperanza en medio de la muerte de las utopías, y el amor, que se hace servicio a l os más pobres,constituyen el nervio de todo su magisterio.

MENSAJE CENTRAL

Una mirada al conjunto nos ayuda a comprender que ha centrado su predicación oral y escrita en la presentación del Credo: creo en el Padre, creo en el Hijo, creo en el Espíritu Santo. Y lo ha hecho con gran realismo, al indicarnos que, aparte de la familia, la parroquia es lugar privilegiado para transmitir, compartir y celebrarla fe. Es lo que propone “En tu nombre, Señor” (2000-2001), donde traza algunos rasgos básicos de la nueva parroquia. Finalmente, en su Pastoral “Edificar sobre roca” (2002- 2003) insiste, en sintonía con el Proyecto Pastoral Diocesano, en la iniciación cristiana como el camino apropiado. 

Pero lejos de olvidar que “las cosas de este mundo y las instituciones humanas, según el designio de Dios creador, se ordenan a la salvación de los hombres”, como dice el Concilio, su presencia ininterrumpida en el semanario DIOCESIS, sus entrevistas y homilías, muchas publicadas en el Boletín Oficial Eclesiástico, le han llevado a abordar con rigor y serenidad los temas de actualidad más delicados y más urgentes, “en diálogo con la sociedad humana en la que vive”.

 Juan Antonio Paredes, Profesor de Teología.

Diócesis Málaga

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