Paternidad 2.0 Publicado: 19/09/2012: 1456 En una sociedad global cada vez más mediatizada por el nuevo mercado informativo que nos ofrecen las diferentes redes sociales, el papel de los padres a la hora de la supervisión del uso que sus hijos hacen de ellas resulta fundamental en su proceso formativo y de integración social. En una sociedad global cada vez más mediatizada por el nuevo mercado informativo que nos ofrecen las diferentes redes sociales, el papel de los padres a la hora de la supervisión del uso que sus hijos hacen de ellas resulta fundamental en su proceso formativo y de integración social. En un reciente estudio realizado por el "Foro Generaciones Interactivas", que llevaba por título “Menores y redes sociales”, quedaba de manifiesto que más del 70% de los menores internautas españoles son usuarios habituales de las redes sociales. Ante la firme sentencia que nos arroja este dato cabe preguntarse qué papel juegan los educadores como mediadores en el uso que los más pequeños de las casa hacen de Internet. Si hacemos un necesario y justo ejercicio de autocrítica comprobaremos cómo el mencionado estudio no miente cuando afirma, con total rotundidad, que en líneas generales no es frecuente la presencia parental en la misma habitación donde los menores navegan. ¿Qué hacen los padres mientras tanto? El papel de los mediadores (maestros, padres, otros familiares…) resulta fundamental a la hora de establecer las bases de un correcto uso y procesamiento de los contenidos a los que nuestros chicos y chicas pueden acceder a través de la Red. En función de nuestro rol como mediadores, podremos contribuir de manera diferente, convirtiéndose el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en un arma de doble filo. Exceder en más de lo aconsejado, el tiempo que nuestros hijos pasan delante de la pantalla del ordenador, la no supervisión de las relaciones virtuales que ellos establecen con otros usuarios así como la adecuación del contenido a la edad y nivel de desarrollo psicoevolutivo, son tan sólo algunas de la claves que nos harán declinar la balanza en uno u otro sentido. En una reunión celebrada en marzo de 2011 con el "Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales", su Santidad Benedicto XVI afirmaba que: «Los riesgos que supone son evidentes para todos: la pérdida de la intimidad, la superficialidad en las relaciones, la huida hacia la emotividad y el que la opinión más convincente prevalezca sobre el deseo de verdad». A la luz de sus palabras resulta evidente la necesidad de reparar en su mensaje para establecer las medidas oportunas con el fin de salvaguardar nuestra intimidad y la de nuestros hijos. Como familias cristianas firmemente comprometidas deberemos, en la medida de nuestras posibilidades, iluminar todas estas prácticas anteriormente mencionadas a luz de los principios vitales y morales que subyacen de los evangelios. Una gran tarea nos ha sido encomendada. No permitamos ningún tipo de recorte en el tiempo que invertimos en la educación, formación y cuidado de los más pequeños de la casa. Adentrémonos en el apasionante y complejo mundo de sus sensaciones y sentimientos primigenios. Tendamos los puentes necesarios para ser partícipes de sus miedos e inquietudes. Sepamos dar más con menos. En definitiva, convirtamos el mundo que nos ha tocado vivir en la vida que Él quiere y desea para todos nosotros. Autor: Pedro Jerez Palomo