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La penitencia está de moda

Publicado: 18/02/2010: 694

Artículo revista "Diócesis"

•   Oración, ayuno y limosna: una ayuda para la vida cristiana

No hay más que pararse un par de minutos ante una de esas estanterías repletas de revistas en cualquier quiosco. Decenas de cabeceras nos ofrecen miles de trucos y consejos para estar más guapos, más delgados, para ver la vida en positivo, para estar a la última, para solucionar nuestros problemas con los hijos, para sentirnos bien, para encontrar nuestro equilibrio mental…

Por supuesto, cada una de ellas incluye un buen puñado de anuncios de productos adelgazantes, cremas rejuvenecedoras, cartomantes telefónicos y aparatos de gimnasia capaces de “convertirnos” en personas nuevas, más guapas, más sanas, con más conocimiento del bien y del mal y, por todo ello, más felices. Este espectáculo editorial no es más que el reflejo de lo que “vende” en nuestro mundo y demuestra qué frágiles son los ídolos que el hombre posmoderno ha puesto en lugar de Dios.
 

La oración, el ayuno y la limosna son los medios que la tradición de la Iglesia ha puesto a disposición del hombre que quiere convertirse, que quiere volver su rostro a Dios, especialmente en los tiempos litúrgicos fuertes, como la Cuaresma. Estos medios ayudan al cristiano a dominar sus instintos y a adquirir la auténtica libertad de corazón. Frente al egoísmo del culto al cuerpo, la penitencia cristiana nos lleva al culto al espíritu y nos abre a los demás, sobre todo a los que más sufren.
 

Ayunar y no comer carne los viernes de Cuaresma puede que no esté tan de moda como la dieta de la alcachofa, pero a los cristianos nos ha ayudado durante siglos a eliminar mejor las “toxinas” que se han ido pegando a nuestro corazón por nuestros pecados e infidelidades.
Rezar el rosario o la liturgia de las horas quizá no sea tan “cool” como las diversas formas de meditación oriental que practican las estrellas de Hollywood; pero nuestra cultura, también milenaria, ha encontrado en la oración un método infalible para llenar de paz el corazón inquieto del que busca, e impulsarlo a amar a sus semejantes.  Privarnos de algo para destinar ese dinero a la limosna puede que sea más duro que dar de lo que nos sobra a una ONG para tranquilizar nuestra conciencia, pero nos hace vivir la auténtica compasión por los hermanos que sufren necesidad, en lugar de ponernos por encima de ellos.
 

¿Y qué me dicen de las nuevas formas de penitencia de nuestros jóvenes? Dolorosos piercings y tatuajes laceran su piel y otros órganos de forma irreversible, por motivos estéticos o de imitación de sus ídolos. ¿Qué nos están diciendo en su lenguaje? ¿No es una forma de protesta velada contra una sociedad que idolatra el cuerpo y nos ha robado el alma? Tiempo propicio, la Cuaresma, para encontrarla.

Autor: diocesismalaga.es

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