Fue una de las primeras necesidades planteadas al Consejo Parroquial por el párroco, Alejandro Pérez, a su llegada hace tres años. Era necesario volver a contar con Cáritas parroquial. Durante el tiempo que esta no ha podido seguir funcionando por falta de personas comprometidas con este servicio, los necesitados han sido atendidos por Cáritas Diocesana o por las cofradías con sede en el templo, que les prestaban ayuda ellas mismas o a través de la Fundación Corinto.


«La caridad es un pilar de la comunidad, como la liturgia o la catequesis, y la comunidad así lo ha entendido siempre, por lo que es una gran alegría retomar este servicio de la parroquia a los más pobres, y hacerlo gracias a la entrega de un grupo de personas que, procedentes de las cofradías de la Salutación, la Sangre, Santa Cruz y la Orden de Servitas, van a asumirlo», explica Pérez.

El jueves 7 de noviembre la comunidad entera fue convocada a una primera charla formativa por parte de Cáritas Diocesana, «ya que esta misión es de toda la comunidad», explica el párroco, y habrá una nueva sesión el 21 de este mes. A continuación, será ya el equipo de Cáritas parroquial el que recibirá formación específica a través de una serie de sesiones. Cuando esta formación haya concluido, podrá abrirse la atención parroquial a los más necesitados del barrio, que cuenta con no pocas bolsas de exclusión entre las que se encuentran mayores con poco poder adquisitivo, familias necesitadas y migrantes, entre otros.