Noticia Diario de una adicta (XI). Consumo Publicado: 13/05/2016: 3385 Decepcionada, le dejaba hacer: preparó los polvos en un papel de aluminio, los calentó con un mechero y me ofreció que simplemente lo inhalara, ¡sólo una vez! Con indiferencia y desgana, así lo hice. A los pocos segundos una sensación de placidez, paz y tranquilidad explotó suavemente en mi mente, a modo de una caricia rebosante de delicadeza. Es un estado difícil de explicar y muy fácil de saborear, recordar y añorar. Nunca había sentido nada igual. Con fuerza, deseé que no se acabara, y cuando, poco a poco, fui recobrando la conciencia, y una agradable resaca, fue diluyéndose progresiva y lentamente. Todos los nubarrones habían desaparecido de mi mente. ¡Qué experiencia! El domingo, Esteban volvió a consumir, porque decía que él estaba un poco enganchado y que aprovechaba el fin de semana, ya que hasta el próximo, no volvería a consumir, y además el trabajo era sagrado y no quería meterse en líos. Yo me encontraba todavía con la presencia en mi cabeza de ese episodio de felicidad, y tampoco sentía ninguna necesidad de repetir. Durante la semana, de vez en cuando, me recreaba en lo sucedido y no tenía conciencia de haber realizado nada malo. Por otra parte yo me encontraba perfectamente. Así estuve estimulándome con ese recuerdo y me preguntaba cómo es posible que unos simples polvos inhalados fueran capaces de condicionar esas experiencias tan positivas. Mi mente, sin desear volver a repetir el consumo, sí se recreaba en su recuerdo, y es que además, esos momentos tan agradables que tenía grabado en mi hondón, salían casi de manera espontánea a mí consciente. Con este diálogo interno, la añoranza empezó a surgir, especialmente porque no contemplaba nada peligroso. Esteban llevaba más de 8 meses consumiendo y no tenía ningún problema. Estaba convencida de la inocencia del acto y me planteé directamente volver a consumir si se presentaba la ocasión: no encontraba razones para no hacerlo y muchas para repetirlo. Pero ahora tenía la sensación de poder controlar perfectamente el consumo, incluso mejor que el del cannabis. Estaba segura y convencida, que si consumía era porque yo quería y no por ninguna necesidad.