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Semblanza de Manuel García García

Publicado: 29/04/2009: 1307

 

Dice el Señor, según el evangelista Juan: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás». (Jn 11,25).

Ayer, 29 de abril, tras haber caído ya la tarde, a eso de las 21’25 hs., nuestro sencillo y entrañable D. Manuel García García pasaba a vivir definitivamente con el Padre Dios, en la morada que el Señor Jesús tenía preparada para él desde siempre.

D. Manuel ha fallecido a los 84 años de edad. Había nacido en Valladolid, justo el primer día del año 1925, en familia de ferroviarios.

Hizo sus primeros estudios sacerdotales en su ciudad natal. Estudiando Teología oyó hablar de Málaga, de la necesidad de sacerdotes en esta tierra y, callado y disponible, como ha sido su habitual talante, aquí vino.

En septiembre de 1949 ingresó en nuestro Seminario, en el curso 3º de Teología. Entre nosotros concluyó sus estudios y fue ordenado sacerdote, en la parroquia de los Santos Mártires el 1 de julio de 1951. Menos dos meses, 58 años de sacerdote.

El Obispo, entonces D. Ángel Herrera, le envió a Ronda. Allí desarrolló sus dos primeros años de ministerio sacerdotal, siendo coadjutor de la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro.

En 1953 es nombrado párroco de Bobadilla-pueblo y encargado de Bobadilla-estación, dos lugares a los que fue con enorme gozo, sintiéndose en “familia”: ambiente de ferroviarios, el ambiente donde había crecido de niño.

Durante siete años sirvió a la gente sencilla de aquellas dos parroquias donde, por muchos de los feligreses es todavía hoy muy bien recordado como sacerdote callado, cercano y servidor de todos.

Desde agosto de 1960 ha sido Vicario Parroquial de esta parroquia de Santiago Apóstol. Casi 50 años de coadjutor en esta parroquia, sirviendo en este templo, celebrando la Eucaristía diariamente en este altar.

Aquí ha sido D. Manuel muy bien conocido y muy querido por todos. Su tarea ha sido en todo momento la del hombre bueno, hombre de Dios, y sacerdote cabal.

Ayer en conversación espontánea me decía una catequista: "Nunca vi en D. Manuel un hombre de grandes cosas. Siempre vi en él un sacerdote sencillo, humilde, obediente, austero y muy fiel".

¿Verdad –diremos todos- que no hacían falta otras “grandes cosas”?

Buen sacerdote, hombre de Dios, hombre de oración, sencillo, humilde, austero y muy fiel. Y alegre y jovial siempre, y respetuoso. Y gran colaborador, destaca D. Manuel Pineda, en su misión de Vicario Parroquial.

Atento a todos los enfermos de la parroquia, antes igualmente a los niños en las escuelas, constante en el archivo y escuchando con enorme cariño y acogida a todo el que, por una razón u otra, se acercaba.

Todos lo hemos visto así. Y así lo han sentido, muy cercanamente también, los hermanos de las dos cofradías Jesús el Rico y Jesús de la Sentencia; y los hermanos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Sierra (que curiosamente le habían concedido ya la medalla de la Hermandad y se la impondrían en el próximo septiembre).

El Miércoles de Ceniza del año pasado (6-febrero-08), Don Manuel cayó enfermo, un ictus cerebral. Tuvo que permanecer hospitalizado hasta el 27 de febrero.

El 28 de febrero de ese año 2008, por necesitar especial atención y cuidados, pasó a residir en nuestra Residencia del Buen Samaritano.

Damos las gracias a todo el personal que allí le ha servido y atendido, con ayuda constante, en este último tiempo. Igual que agradecemos su cariñosa ayuda de años anteriores a las Religiosas de la Residencia Sacerdotal.

Su vida, lo que ha sido la vida de Don Manuel García, muy colmada de sencillez y buenas obras, la ponemos ahora en el altar de Dios.

Agradecemos al Señor que nos haya concedido un sacerdote así. Le pedimos aprender de él. Y le rogamos que nos conceda las vocaciones sacerdotales necesarias para continuar sirviendo la Palabra de Vida y el Pan de Vida a tanta gente que lo busca.

Antonio Aguilera Cabello

Autor: diocesismalaga.es

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