NoticiaPapa Francisco Una mano tendida tras las rejas Publicado: 12/11/2020: 14344 VICARÍA PARA LA ACCIÓN CARITATIVA Y SOCIAL El domingo 15 de noviembre se celebra la IV Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el papa Francisco en 2017. El lema de este año es “Tiende tu mano al pobre”. Nos trasladamos hoy al centro penitenciario y a las barriadas de Palma-Palmilla, de la mano tendida del sacerdote trinitario Antonio Elverfeldt. «Desde el equipo de Cáritas de la parroquia atendemos casi todos los días a personas que nos cuentan la grave situación que están padeciendo» «La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y con los que sufren son inseparables», afirma el papa Francisco en su Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, y continúa, «para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios (…) Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres». Estas palabras del papa Francisco son las que mueven a Antonio Elverfeldt, sacerdote trinitario, delegado de Pastoral Penitenciaria y párroco en Palma-Palmilla. Ante esta Jornada Mundial de los Pobres, Antonio afirma que «la mayor pobreza que padecen los internos de la prisión es la falta de libertad, su confinamiento no se puede comparar con el nuestro, pues ellos están sin libertad. Además, gran parte de ellos pertenecen a familias con pocos recursos que ahora se ven aún más golpeadas por los graves problemas económicos y sociales y que no pueden ni siquiera acompañarse. Con todo ello, me doy cuenta de lo privilegiado que soy y siento la responsabilidad y la obligación de estar con ellos, de ser voz de los sin voz en esta situación, como Jesús lo hizo en su tiempo. Ellos me enseñan mucho porque yo no sería capaz de soportar lo que ellos padecen cada día». Elverfeldt comparte su vida como un vecino más de Palma-Palmilla, donde «cada día veo gravísimas consecuencias de esta pandemia. Muy pocos tienen o han tenido un trabajo con nómina, sino que viven en la economía sumergida de la compra-venta, los mercadillos, la limpieza doméstica, el aparcamiento de coches, la venta de chatarra… y ahora están sin nada y las ayudas públicas no llegan o llegan sólo en parte. Desde el equipo de Cáritas de la parroquia atendemos casi todos los días a personas que nos cuentan la grave situación que están padeciendo. Nosotros necesitamos estar a su lado, acompañarles y dar así testimonio de la buena noticia de Jesús en este mundo».