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Jesús Catalá: «El viaje a Rabat ha sido una experiencia eclesial muy importante»

El Papa, en su encuentro con Mohammed VI, en su visita al Instituto Mohammed VI en Rabat
Publicado: 22/03/2019: 34211

D. Jesús Catalá viajó con el Papa a Rabat en representación de la Conferencia Episcopal Española en una visita marcada por el diálogo interreligioso y de los derechos de las personas migrantes.

Este viaje del papa Francisco a Rabat ha sido, en palabras de Don Jesús, «una experiencia eclesial, cultural y socio-política muy importante, de la que cabe esperar el fruto de una mayor relación fraterna entre musulmanes y cristianos. Las "periferias" que ha visitado se encuentran con muchas necesidades y problemas complejos como la llegada de personas migrantes que proceden de otros países africanos y buscan un futuro mejor en Europa». El Obispo de Málaga también destaca, entre los momentos vividos con el Papa, el encuentro con los religiosos, sacerdotes y seminaristas que tuvo lugar en la Catedral de Rabat en la mañana del domingo 31 de marzo. «Fue muy cercano y fraterno», afirma. Así como el ambiente "muy emotivo" a la visita de un centro socio-caritativo en Témara.

El 28º viaje apostólico de Francisco coincide con los 800 años de la presencia franciscana en esta tierra. Marruecos viene celebrando un año jubilar para conmemorar esta importante fecha, que recuerda la misión más antigua de los frailes menores, que llegaron a Marrakech en el año 1219, cuando todavía vivía San Francisco.

Durante tres siglos, del XIV al XVII los franciscanos españoles ejercieron su misión entre los cautivos, sirviendo de intermediarios en el rescate e intercambio de prisioneros musulmanes y cristianos entre España y Marruecos. Desde la independencia del país ,y a medida que fue desapareciendo la población europea, la comunidad cristiana de Marruecos fue disminuyendo, pero durante ocho siglos la orden franciscana ha estado siempre al servicio de la sociedad marroquí. La Custodia Franciscana en Marruecos cuenta en la actualidad con unos 20 hermanos.

PROGRAMA DEL VIAJE

El papa Francisco partió el sábado 30 de marzo del aeropuerto de Roma-Fiumicino hacia Rabat. Después de llegar al aeropuerto internacional, las primeras citas del Pontífice han sido la ceremonia de bienvenida y la visita de cortesía al Rey Mohammed VI en el Palacio Real, en la que ambos han firmado un llamamiento reconociendo la singularidad y santidad de Jerusalén. A continuación tuvo lugar el encuentro con el pueblo marroquí, con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. El programa de este primer día incluyó también una visita al Mausoleo Mohammed V y la visita al Instituto Mohammed VI, pero si ha habido un momento emotivo en el primer día de su visita, ha sido el encuentro con los migrantes en la sede diocesana de Caritas.

En el segundo día de viaje, la primera cita prevista fue al centro rural para los servicios sociales de Témara. A continuación, el Papa mantuvo un encuentro con sacerdotes, religiosos, personas consagradas y el Consejo Ecuménico de Iglesias en la Catedral de Rabat. Con este motivo la Catedral de Rabat, ha sido objeto estos días de un "lavado de cara" ante la visita más importante de su casi centenaria historia. La Catedral de San Pedro, que es sede del Arzobispado de Rabat (con jurisdicción eclesiástica en todo Marruecos, a excepción del norte del país), fue fundada en 1921 y es uno de los ejemplos más notables de arquitectura cristiana en el norte de África. Allí, el Papa Francisco rezó el Ángelus del domingo y pronunció un discurso ante los religiosos católicos y los miembros de otros credos cristianos activos en Marruecos, entre los que se cuentan protestantes y ortodoxos. Pero no es ese el encuentro más multitudinario del Papa, sino la Misa que celebró a partir de las 15 horas ese mismo día en el Estadio Mulay Abdallah, a las afueras de Rabat, que estuvo repleto de fieles. Aunque en un principio estaba previsto que Francisco visitara las ciudades de Rabat y Casablanca, las autoridades marroquíes aconsejaron que la visita se limitara solo a la capital Una visita histórica que es la segunda que realiza un Papa a Marruecos, después de la que en 1985 hizo Juan Pablo II.

El papa Francisco, al final de la Misa de clausura, recibió como regalo un pequeño árbol de argán, planta endémica que solo crece en este país; y que simboliza la fraternidad. así como una escultura en bronce de Jesús llevando la cruz, realizado por Sahbi Chtioui, artista musulmán de origen tunecino

IGLESIA EN MARRUECOS Y LIBERTAD RELIGIOSA

La Iglesia católica en Marruecos se define a sí misma como una Iglesia insignificante, pero significativa (unos 30 mil católicos en una población de unos 37 millones, que el Papa calificó como "la levadura, el fermento en la masa"); una Iglesia al servicio del Reino de Dios: comprometida con la búsqueda de la justicia, la paz, la verdad y la solidaridad; una Iglesia encarnada en Marruecos: sosteniendo escuelas, Cáritas, centros sanitarios y centros socio-culturales; una Iglesia del diálogo y del encuentro, sobre todo con los hermanos musulmanes: amistad, convivencia, derechos humanos y promoción de la mujer; una Iglesia samaritana: que no duda en acercarse al que sufre, al enfermo, al débil; una Iglesia puente: para ser constructores de puentes entre los cristianos y los musulmanes, entre Africa y Europa, entre oriente y occidente; y una Iglesia apasionada por Cristo y por Marruecos, para dar testimonio.

Según la Constitución marroquí, Marruecos es un Estado soberano musulmán. El Parlamento Europeo reconoce que la libertad religiosa está consagrada en la Constitución de Marruecos, pero añade que «los cristianos y, sobre todo, los musulmanes convertidos al cristianismo, se enfrentan a “muchas formas de discriminación” y no se les permite poner un pie en una iglesia» Según el último Informe sobre Libertad Religiosa, hecho público por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en 2018, «la tendencia general observada por académicos, investigadores, defensores de los derechos humanos, predicadores y representantes de las minorías religiosas es que se avanza hacia la libertad religiosa. Sin embargo, las pruebas demuestran que el progreso es lento, frágil y que tiene retrocesos».

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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