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Acción de Gracias por la canonización de Giustino María Russolillo, fundador de los Religiosos Vocacionistas (Parroquia de El Salvador-Antequera)

Don Jesús Catalá, en la celebración solemne de entrada de los vocacionistas a la parroquia de El Salvador de Antequera
Publicado: 25/06/2022: 2146

Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Acción de Gracias por la canonización de Giustino María Russolillo celebrada en la parroquia de El Salvador de Antequera

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CANONIZACIÓN DE GIUSTINO MARIA RUSSOLILLO, FUNDADOR DE LOS RELIGIOSOS VOCACIONISTAS

(Parroquia de El Salvador-Antequera, 25 junio 2022)

Lecturas: 1 Re 19, 16b.19-21; Sal 15, 1-2.5-11; Gál 5, 1.13-18; Lc 9, 51-62. (Domingo Ordinario XIII-C)

1.- El apóstol Pablo, en su carta a los Gálatas, centra su atención en desarrollar su doctrina de la libertad según el Espíritu; y nos ha dicho que nuestra vocación es la libertad: «Para la libertad nos ha liberado Cristo» (Gál 5, 1).

El pensamiento de Pablo es cristocéntrico. Ha sido Cristo Jesús quien nos ha conseguido la salvación, a la que accedemos participando por la fe y los sacramentos y formando todos un nuevo pueblo animado por el Espíritu. 

Esa libertad, que nos ofrece el Espíritu como hijos de Dios, hay que ponerla en práctica en la vida cotidiana; no es una libertad teórica, sino que hay que ejercerla. Vivir en libertad significa vivir como Cristo vivió, asumir las mismas actitudes que él, tener sus mismos sentimientos (cf. Flp 2, 5), vivir en humildad y ocupar los puestos de servicio a los demás; por eso nos pide san Pablo: «Sed esclavos unos de otros por amor» (Gál 5, 13).

2.- Celebramos hoy la acción de gracias a Dios por la canonización de Justino María Russolillo, que nació en Pianura di Napoli (Italia) el 18 de enero de 1891 y fue llamado por Dios para ser sacerdote y fundador. 

Desde niño sintió un fuerte deseo de consagrarse a Dios como sacerdote, que pudo realizar gracias a su familia y a otras personas, siendo ordenado sacerdote en 1913.

Ese mismo día, de acuerdo con su director espiritual, emitió un voto a Dios para fundar una congregación religiosa que ayudara a niños sin medios económicos para ser sacerdotes. A partir de esa inspiración inicial fundó las congregaciones religiosas de vocacionistas (de sacerdotes y de hermanas) y el instituto secular de apóstoles vocacionistas de santificación universal.

Fue párroco de San Giorgio Martire en su pueblo natal desde 1920 hasta su muerte, el 2 de agosto de 1955.

Él vivió la libertad de los hijos de Dios y quiso que su vida estuviera consagrada al Señor sin ataduras y con la libertad que da el Espíritu; vivió en verdad y en libertad.

Dedicó su ministerio a los jóvenes llamados por Dios a ser sacerdotes o religiosos; y también a la dirección espiritual y a la predicación de retiros espirituales para religiosos y sacerdotes.

Murió en Pianura di Napoli en 1955. Fue declarado venerable por el papa Juan Pablo II en 1997 y beatificado en 2011. El 15 de mayo de 2022 fue canonizado por el papa Francisco en San Pedro del Vaticano, junto con otros santos. A esta celebración tuvimos la dicha de asistir con algunos sacerdotes aquí presentes. Fue una hermosa fiesta.

Existe una diferencia entre la “beatificación” y la “canonización”; los beatos son propuestos como modelo para un grupo de personas pertenecientes a una institución (diócesis, familia religiosa); pero los “santos” son propuestos como modelos para toda la Iglesia. Celebramos esta acción de gracias porque la Iglesia ha querido presentarnos a Justino María como modelo para todos; y no solo para los religiosos de su congregación. Podemos pedir su intercesión y mirarlo como ejemplo para nosotros.

3.- La libertad en Cristo quiere decir estar dispuestos como Él a dar la vida por los demás, a renunciar a lo propio para que su obra se haga realidad, a caminar en la verdad y en el bien. 

El cristiano está llamado a vivir iluminado en el mundo por la verdad e iluminando a los demás, porque la mentira y el pecado atan y esclavizan. Mientras que la verdad hace libres, como dijo Jesús a los judíos: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). 

San Justino María supo permanecer fiel a la misión que Dios le encomendaba y renunciar a su vida propia, para dedicarse a la obra a la que el Señor lo llamaba, caminado en la verdad y en la libertad que Cristo le ofrecía. 

4.- Además de vivir en libertad, el cristiano debe estar también animado por el amor. Para san Pablo el amor no es un simple sentimiento; mucha gente confunde hoy el amor con afectos y sentimientos. El amor es la virtud fundamental que siempre permanece, porque el amor es eterno. Y sólo es posible vivirlo, si hemos experimentado el amor de Dios hacia nosotros en la cruz gloriosa de Cristo Jesús. 

El evangelista Juan afirma: «Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor» (1 Jn4, 8). Esta es la vocación a la que somos llamados los discípulos de Jesús en medio del mundo: a vivir la libertad en la verdad y en el amor: «Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Gál 5, 14). La libertad debe experimentarse en el amor; porque sin el amor la libertad cristiana estaría herida de muerte. 

5.- La vida de san Justino María Russolillo fue expresión de la vivencia del amor de Dios, que le llevaba al amor a los hermanos.

La Sociedad de Vocaciones Divinas, que él fundó, conocida como "Vocacionistas", es una congregación religiosa que ayuda a los que el Señor llama para consagrar su vida; su misión es una forma de amor a los hermanos para ayudarles a responder con fidelidad a la llamada para la vida de especial consagración. 

Justino nos dejó un gran legado en la fundación de los “Vocacionistas”, que perpetúan su carisma fundacional, y también a través de sus oraciones y escritos organizados en la “Ópera Omnia”, mostrándonos como verdadero místico y contemplativo el camino de unión con Dios a través de la santificación de cada acto y de cada momento de la vida.

La santidad no es solo para unos pocos, ni para un momento de la vida; la santidad es para todos y se concreta en cada instante de nuestra vida, en cada acción, en cada pequeño acto de amor. A esto estamos todos invitados: laicos, sacerdotes, religiosos.

6.- Hoy damos gracias a Dios por la canonización de san Justino María Russolillo y agradecemos también a la congregación de los vocacionistas su presencia en nuestra Diócesis, concretamente en Antequera en esta parroquia de El Salvador que ahora regentan.

Y deseamos que su trabajo sacerdotal traiga buenos frutos de santidad y de nuevas vocaciones a la vida consagrada.

Los santos han sido todos devotos de la Virgen, porque la devoción mariana forma parte esencial de la vida cristiana y, por tanto, del camino de la santidad. En la fiesta del Inmaculado Corazón de María pedimos su intercesión maternal, para que nos ayude a purificar nuestro corazón y hacerlo más dócil al Espíritu, como fue dócil el Corazón de María y el corazón de Justino María Russolillo. Amén.

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