DiócesisHomilías

Llegada de los religiosos "Vocacionistas" (Parroquia de El Salvador-Antequera)

Mons. Catalá junto a los miembros de la comunidad de Vocacionistas y otros sacerdotes. FOTO: EL SOL DE ANTEQUERA
Publicado: 24/10/2021: 2382

Homilía del Obispo de Málaga durante la Eucaristía que presidió en la parroquia de El Salvador de Antequera con motivo de la llegada a la ciudad de los religiosos "Vocacionistas" el 24 de octubre de 2021

LLEGADA DE LOS RELIGIOSOS “VOCACIONISTAS”

(Parroquia de El Salvador-Antequera, 24 octubre 2021)

Lecturas: Jr 31, 7-9; Sal 125; Hb 5, 1-6; Mc 10, 46-52.

(Domingo Ordinario 30 –B)

1.- El profeta Jeremías anima al pueblo de Israel a gritar de alegría, porque Dios ha salvado a su pueblo (cf. Jr 31, 7). Sin embargo, nuestra sociedad parece ajena a la gran noticia de salvación que trajo Jesucristo.

Estamos llamados a pregonar con alegría que hemos sido salvados del pecado y de la muerte; que Dios ha cancelado la condena merecida por nuestros pecados. Podemos cantar con el Salmo: «El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres» (Sal 125, 3).

Pero nuestro testimonio no parece tener aceptación entre nuestros contemporáneos, a quienes no les importa esta buena noticia y buscan unos objetivos en su vida lejanos a esta realidad.

Todo fiel cristiano está llamado a dar testimonio de la Verdad de Cristo, a sacudir las conciencias adormecidas de tanta gente que vive sin pensar más allá de esta vida terrena. Bien sabéis que muchos de nuestros paisanos tienen otras preocupaciones en su vida.

2.- En el evangelio de hoy se narra el encuentro de Jesús con el ciego de Jericó: «Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10, 47). El ciego Bartimeo pide a gritos ser curado de su ceguera física.

Nosotros solemos pedir a Dios que nos cure de enfermedades físicas. Sin embargo, sufrimos cegueras espirituales y no siempre pedimos al Señor que las cure; preferimos aceptarlas y convivir con ellas, aunque nos impidan ver con claridad la verdad de la vida.

También hay muchas personas en nuestra sociedad que sufren cegueras espirituales, a quienes podemos ayudar ofreciéndoles la luz del Evangelio. Todo encuentro con Jesús sana, cura. Encontramos a Jesús en la Eucaristía, en su Palabra y en los demás sacramentos.

3.- También nosotros, gracias a otros testigos, que nos animaron a levantarnos y a salir de nuestra inmovilidad, pudimos gozar del amor misericordioso y transformador del Señor, que nos permitió ver la luz y nos quitó las cegueras.

En esto consiste la lógica del discipulado de Jesús. Los nuevos discípulos son testigos a su vez para otros discípulos. Nosotros nos hemos encontrado con Jesús gracias a otras personas que nos han llevado a Él: nuestros padres, maestros, religiosos, sacerdotes, gente creyente.

Otros han sido testigos para nosotros. El discípulo no da recetas, sino que ofrece su experiencia y su testimonio del amor sanador y misericordioso de Jesús (cf. Papa Francisco, Discurso a los sacerdotes, religiosos y seminaristas, 2. Coliseo Don Bosco-Bolivia, 9 julio 2015). El testigo acompaña.

Pidamos al Señor que cure nuestras cegueras y que sepamos ayudar a otros a acercarse a Jesús, para que puedan percibir su luz y salir de las tinieblas.

4.- Hoy celebramos el Domingo Mundial de las misiones (DOMUND) con el lema: “Cuenta lo que has visto y oído”. ¡Contad, pues, lo que habéis visto y oído! Como ha hecho el evangelista Juan con sus escritos (cf. 1 Jn 1, 1). También nosotros hemos de contar nuestra experiencia de fe.

Nosotros somos testigos de la actitud benevolente y amorosa del Señor, que al igual que hizo con el ciego Bartimeo, nos vio al borde del camino con nuestros dolores y miserias, con nuestro pecado, con nuestras cegueras y dificultades. Jesús tuvo compasión de nosotros: escuchando nuestro grito, solidarizándose con nosotros, ayudándonos a superarnos y acogiéndonos en medio de nuestro dolor.

En vez de acallar nuestros gritos, se detuvo, se acercó y nos preguntó qué podía hacer por nosotros.

El Señor nos pide que contemos lo que hemos visto y oído. Como dice san Pablo: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16). Pobres de nosotros si no transmitimos el tesoro que hemos encontrado y que llevamos en vasijas de barro.

5.- La primera prioridad pastoral del presente curso en nuestra Diócesis es: primer anuncio y evangelización, que pretende invitar a realizar un itinerario de fe para el encuentro con Cristo y llevar una vida cristiana configurada con el Señor y ayudada por la gracia sacramental.

La evangelización es la razón de ser de la Iglesia; y no puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor.

Animo a todos los fieles, de modo especial a los sacerdotes, a los catequistas y a los profesores cristianos, a ser testigos de la fe que profesáis, anunciando la Buena Nueva de Jesucristo como salvador y redentor del ser humano.

El papa Pablo VI que hasta que no se predica de “manera explícita” la persona de Jesucristo no hay evangelización. No se trata de contar cosas o explicar teorías o contenidos; se trata de narrar la experiencia del encuentro con Cristo y hasta que no se predica a Cristo, Hijo de Dios y hombre verdadero, único Salvador del género humano, no lo hemos anunciado.

6.- Como ya se ha dicho en la monición inicial, los religiosos Vocacionistas han realizado su primera fundación en España, concretamente en nuestra Diócesis. A partir de ahora serán estos religiosos quienes se encarguen de regentar esta parroquia de El Salvador en Antequera.

Os pido, queridos feligreses, que les acojáis, que les queráis y que les ayudéis para ser una verdadera comunidad cristiana. Acogedles como se acoge al Señor, puesto que vienen en el nombre del Señor a predicar el Evangelio, a ayudaros a encontraros con Cristo.

Cada uno de ellos viene de lejos. El párroco, P. Conrado, viene de Medellín (Colombia). Muchas gracias por responder a la misión que el Señor te encarga ahora en Antequera. Otro sacerdote colaborador, P. Antonio, viene de Indonesia; y el otro sacerdote, P. Elvianus, también de Indonesia. Ahora ya son antequeranos y forman parte de vuestra comunidad cristiana. El P. Salvatore Musella, italiano, se quedará un tiempo aquí para acompañar la nueva comunidad; por ello le agradezco que se quede con nosotros un tiempo prudente. El Superior general, P. Antonio-Rafael do Nascimento, debe regresar a su sede por razones obvias.

7.- Ahora ya os conocéis. El conocimiento hace crecer el amor; cuanto más os conozcáis, más os amaréis y cuanto más os améis, mejor os conoceréis.

Agradecemos a la congregación de religiosos Vocacionistas, en la persona del Superior general, su esfuerzo y generosidad para estar con nosotros. Su carisma es la promoción de las vocaciones, sobre todo de la vida de especial consagración.

También agradecemos hoy, aunque ya se lo hemos saber, el largo tiempo que los religiosos Capuchinos han regentado esta parroquia y han estado presentes en Antequera con su carisma propio, que han sido cuatrocientos años. El Superior provincial de los Capuchinos sentía mucha pena cuando me comunicó el cierre de esta comunidad.

8.- Damos gracias a Dios por su providencia. Por las mismas fechas que me comunicaron la supresión de la comunidad de Capuchinos en Antequera, vinieron a hablar conmigo los religiosos Vocacionistas. Un servidor no les dije dónde podría venir la nueva comunidad; pero el Espíritu Santo me insinuaba que podría ser en Antequera. Desde la comunicación hasta su venida ha pasado un año y medio y la sustitución se ha coordinado de manera ajustada. Vemos claramente la Providencia en este hecho. Ahora se hace el relevo en esta comunidad.

Pedimos a la Virgen María, Madre de la Iglesia, que nos acompañe en esta hermosa tarea de anunciar el Evangelio, de acompañar a las personas a encontrarse con Jesucristo y que nos fortalezca a todos en el testimonio de la fe.

Pedimos de manera especial por los sacerdotes que hoy asumen la misión de dirigir esta parroquia de El Salvador, para que el Señor les dé su gracia en el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Y a vosotros, queridos fieles, que el Señor os bendiga y os haga buenos misioneros e hijos de la Iglesia. Amén.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías
Compartir artículo