Para Juan de Jesús Báez, cuyas comunidades se encuentran repartidas por la selva, en caminos sin asfaltar, adonde sólo se puede llegar en canoa o avioneta, «es impresionante ver caminar a la gente kilómetros para venir a Misa y cuando les digo que me disculpen porque no les pude traer paracetamol, me dicen, "padre, nosotros lo que queríamos que nos trajera es el Evangelio, nosotros venimos para escuchar la Palabra de Dios. Eso me daba fuerza para cruzar sabanas, riachuelos, caminos... Es una de las alegrías más grandes de mi vida».

En el programa, los misioneros han hablado de la fuerza transformadora de la Palabra de Dios «El Evangelio al que primero ha transformado es a mí, señala Báez. El Evangelio tiene toda la fuerza para liberar, transformar el corazón de las personas». Por eso, adirma, «el mensaje de Jesus tiene que llegar a todos los rincones de la tierra porque Jesús, el Hijo de Dios, vino para decir a los hombres que Dios les ama».

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