–A Brahim lo conozco desde que él tenía ocho añitos. Mi madre le ayudaba con las matemáticas, pero pronto se dio cuenta de que no lo necesitaba, porque tenía mucha capacidad y un gran espíritu de lucha y superación. Por aquel entonces yo ya estudiaba en la universidad y cuando volvía a Archidona los fines de semana para estar con la familia, veía cómo Brahim iba progresando y él me contaba historias de su pueblo, de su vida. Yo le decía “Brahim, algún día tengo que contar tu vida" y nos reíamos los dos. Y pude hacerlo. Ha sido un documental que a mí personalmente me ha cambiado. Poder viajar al Sáhara, conocer los campamentos, conocer a su familia, escuchar a la madre contarme cómo lo montó en un autobús con la esperanza de que Brahim recuperara la vista aquí en España y se desarrollase como persona… Ha sido un maremagnum de emociones y sensaciones de las que sólo he sacado cosas buenas. 

 

–Brahim dice en el documental: "Si pudiera ver, me gustaría, antes que nada, ver la figura humana". Viendo su trayectoria cinematográfica, se fija usted mucho en el ser humano, en historias de superación, de gente que no se conforma con la realidad... 

–Quiero hacer historias que nos hagan reflexionar, y la primera que lo hace soy yo. Para mí es un ejercicio de reflexión, de observación, que intento llevar a la gente. Me interesa mucho el cine social, incluso con "Tránsito", que es mi primer trabajo de ficción, quiero también enviar un mensaje: "Vivimos una vez, vamos a plantearnos nuestros valores, porque si no esto nos puede jugar una mala pasada". Ahora estoy con un proyecto muy interesante que cuenta la historia de una niña india, y estoy ilusionadísima porque toca un tema muy bonito: dar la vida por alguien. (Macarena remarca estas últimas cinco palabras) Y tú dices "¿cómo? ¿Dar la vida por alguien?” Y ahí estoy, lo que más me importa es aprender con cada proyecto y llevar ese cine hacia donde me dejen llevarlo.

 

–¿Cuál es, en su opinión, el futuro del cine español?

–El futuro del cine español no está, como mucha gente puede creer, en películas como "Lo imposible", que ha sido todo un éxito, un "bombazo". Hay muy pocos "imposibles" a lo largo del año. Los que estamos metidos en el sector audiovisual tenemos que ser responsables con lo que hacemos y con lo que le damos al público. El público no es tonto, si no va a ver cine español igual es por algo, porque las entradas valen lo mismo. Tenemos que hacer un ejercicio de autorevisión y dar calidad al espectador. Y segundo, el futuro no creo que esté en las subvenciones "a troche y moche", sino en intentar encontrar la fórmula para poder dar calidad y hacerla rentable. Yo no tengo la varita mágica, pero creo que entre todos sí se puede conseguir.