Fueron los propios parroquianos quienes encontraron, el 11 de mayo por la mañana, que la puerta de la Iglesia estaba abierta. Extrañados, entraron y encontraron que el altar de la Virgen de los Dolores había sido revuelto y la imagen, despojada de la corona. También habían sido sustraídos otros objetos y el Sagrario se encontraba abierto, aunque no faltaba el copón con las formas consagradas. Los hechos están siendo investigados por la autoridad competente.

Por la profanación del Sagrario, donde se reserva el Santísimo Sacramento, el párroco Jesús Zorrilla  hizo un acto de reparación y desagravio el domingo 19 de mayo a las 19.00 horas. En él, además de la lectura del evangelio del día, de especial significación (Juan 13, 31-35), el párroco destacó la importancia de tomar conciencia «de lo que nos aparta de los mandatos de Dios y del reconocimiento de Jesucristo sacramentado en la Eucaristía».