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Romanitas, por Francisco Castro

Publicado: 19/06/2012: 1177

En la época posterior a la crisis protestante, se hizo común añadir a las notas de la Iglesia una más, que de algún modo quería resumirlas todas.

En la época posterior a la crisis protestante, se hizo común añadir a las notas de la Iglesia una más, que de algún modo quería resumirlas todas. Se solía decir que la Iglesia es «una, santa, católica, apostólica... y romana». La “romanidad” (en latín romanitas), es decir, permanecer en comunión con el sucesor de Pedro en la sede romana, se convirtió en piedra de toque de la pertenencia a la verdadera y única Iglesia de Jesucristo.

Esta afirmación tiene que matizarse desde la actual conciencia ecuménica, pero Roma sigue siendo para toda la Iglesia centro de referencia irrenunciable. La visión creyente del mundo depende del hecho de que el Hijo de Dios se hiciera carne. Tiene mucho que ver con este principio de encarnación que la fe cristiana se vea ligada de forma irrevocable a personas, lugares, acontecimientos, que han servido de mediación para su transmisión a todas las generaciones. Roma es lugar por excelencia de peregrinación para los cristianos, pues allí dieron testimonio sangriento de la fe los apóstoles Pedro y Pablo. 

Unos peregrinos especiales son los enviados por una Iglesia particular, como Málaga, a formarse en las universidades de Roma. La visión universal y la cercanía con las raíces históricas de la fe nos enriquecen a todos.

Autor: Francisco Castro, profesor de los Centros de Forma

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