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La confianza en la Iglesia

Publicado: 11/04/2012: 1293

La liturgia de la Iglesia es tan rica que, en la sensibilidad espiritual del cristiano, se siente emoción y respeto.

Me refiero a la Misa Crismal, que el pasado miércoles Santo ofició el señor Obispo junto a los demás oficiantes.

Nada más entrar en el templo, se ve abarrotado de fieles, en el crucero central están los sacerdotes. Eran muchos que, con su presencia, representaban a la diócesis de Málaga y su provincia. Eran muchos, y en esa presencia podíamos llegar al sueño, y podemos y debemos recordar esas palabras mensajeras del Señor "¡Id al mundo entero y predicar el evangelio! ¡Creced en vocaciones y multiplicaos!" Ellos renovaron su vocación sacerdotal. Fue el mensaje que Don Jesús Catalá trasmitió a todos; a los fieles les invitó a que, en su oración, respaldaran su perseverancia y pidieran con fe muchas vocaciones sacerdotales. El jueves santo, el templo vuelve a estar repleto. El cristiano se siente bien junto a la Eucaristía ¡es el día de su institución! Al término de la misa, procesión para dejar al Señor en el Monumento, allí esperará con su amor la visita de los fieles, que se postrarán de rodillas para rezar. El viernes santo, la liturgia vuelve a ser grandiosa. La presencia de la cruz para ser adorada es un disfrute: “Mirad el árbol de la cruz…”

A la salida de los oficios el cristiano ya va tocado de recogimiento y camina hacía calle Cister; busca la Casa Hermandad del Santo Sepulcro y es testigo del silencio de tantas personas que esperan la salida de Cristo yacente, en su catafalco.

Empieza la procesión a caminar y, en su recorrido, Cristo conforta, consuela, y ayuda con su muerte a aceptar las contrariedades que la vida conlleva. Es el cierre de la pasión de Cristo. Es la noche del cristiano que se siente compañero de su madre en Soledad. Ella en su silencio, en su dolor, se siente reconfortada; oye con qué cariño reza ese hombre de la calle, con qué confianza espera.

¡Oh buen Jesús! Óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti.
 

Autor: Inés Robledo Aguirre

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