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«Aquí sí hay quien viva»

Publicado: 02/11/2011: 2599

•   La autofinanciación de la Iglesia aporta libertad

Como en cualquier comunidad de vecinos, en las parroquias hay una serie de gastos comunes: luz, agua, limpieza, reparaciones, mantenimiento...

Y todos los que vivimos en una comunidad de vecinos pagamos, todos los meses, una cuota. Nos parece lo más normal del mundo porque usamos el ascensor, queremos que haya luz en el portal y que reparen el portero electrónico cuando se avería. Es el sostenimiento básico. Y cuando hay un gasto extraordinario e imprevisto, lo que se hace es una colecta para pagarlo.

Sin embargo, contra toda lógica, en la Iglesia lo hacemos al revés. El sostenimiento básico lo llevamos a cabo con las colectas, mientras que hacemos campaña de cuotas sólo cuando tenemos que hacer una obra o reparación importante en la parroquia. Por supuesto que la economía de una comunidad cristiana no puede ser igual que la de una empresa, y que asegurarse unos ingresos fijos puede llevarnos a dejar de confiar en la Providencia, que es quien de verdad nos sostiene. Pero lo que no es lógico es que muchas parroquias lleguen a primeros de mes sin saber si van a tener o no para pagar el próximo recibo de la luz. Más aún, cuando muchos miles de cristianos tienen suscritas cuotas con ONG´s, con compañías de servicios de todo tipo, con las actividades extraescolares de sus hijos... ¡y hasta con la peluquería!

Frente a los tradicionales rifirrafes de las comunidades de vecinos, que han merecido hasta una serie de televisión, las comunidades cristianas son lugares donde se comparte, se vive la alegría de creer, se transmite la fe a los hijos, se ayuda a los enfermos y a los ancianos, se educa... ¿No valdrá ésta, nuestra comunidad cristiana, mucho más? En los cupones que estos días se nos ofrecen en las parroquias y publicaciones diocesanas tenemos la oportunidad de demostrarlo. Cada uno, según sus posibilidades.

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Autor: diocesismalaga.es

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